martes, 27 de agosto de 2013

De esas pláticas sinceras

Estaba en esta terraza que esta  cubierta por árboles de lado a lado y escuche la voz que me acompañaba, las pláticas con migo misma suelen tornarse interesantes, hablando sola y no tan sola, o quiero creer.
Es tan  divertido conocerse a sí mismo haciéndose pasar por otra persona, se siente como si mi alma saliera de mi cuerpo y se sentara a mi lado con ánimos de una conversación profunda, las ideas fluyen de mi enredada mente y se tornar físicas cuando se sientan al lado de mi con las piernas cruzadas, la conversación empezó a tener sentido, porque yo empecé a tenerlo.
Siempre imagino mi cabeza como un pizarrón y a cada pensamiento lo veo escrito en él, y esa era mi droga, pensar en que estaba pensando, algunos fuman, otros toman, algunos otros hacen unos buenos churros y yo, yo pensaba.
Mi Fernanda pensamentosa y e piernas cruzadas al costado de la real hablaba y hablaba: me decía sobre la tremenda confusión que tenía y que en ocasiones se sentía algo perdida, le dije que a veces, cuanto más perdidos estamos más cerca de la claridad nos encontramos, era gracioso escuchar auto-consejarme, ni siquiera tenía que analizarlo, todo salía solo, yo sabía la respuesta a mis problemas pero era satisfactorio contárselos a ella.
El sentimiento de alivio que me ocasionó esa plática me recorrió en un segundo, desde mi cabello castaño hasta mis pies gorditos, estaba exhalando fuerte y sacando con aquel aire todo lo que me pesaba.

Yo hablaba de la soledad y de lo que la disfruto, le platiqué de como mis amigos tenían diferentes opiniones de porque estoy así y de su preocupación por que creen que me estoy pasando de azul celeste, era con conversación fluida y un poco indecente, ella daba las soluciones evidentes, esas de las cuales, claro esta, yo estaba consciente.

Era una plática de esas que me gustan y niego cuando me preguntan si hablo sola, porque no lo hago en realidad, siempre hablo con migo misma. Ambas llegamos a la conclusión de que o las 2 estamos locas o ninguna lo está, es complejo esto de hablarse a si mismo pero lo más complejo es quedarse callado. El arte del silencio no es uno que yo aprecie demasiado, pero esto no era silencio, esto era una charla sincera de Fernanda a Fernanda.


sábado, 3 de agosto de 2013

La Protagonista

Borré el título y miré el espacio vacio en el encabezado.

Y entonces noté que le pude haber escrito un libro, un libro entero y no lo hubiera podido superar, pero no era la cantidad de palabras que fueran para él, si no, la historia que contaban y fue ahí donde la razón me abofeteo, “LA HISTORIA”, yo la había escrito pero me equivoqué en ponerle título, no era Nuestra Historia , era Mi Historia, y así era, él estaba presente en muchos de los capítulos, en los importantes, en casi todos, pero también lo estaban mis amigas, mis amigos, mis no tan amigos y yo era un reflejo de todos, ellos me habían marcado tanto como lo había hecho él y no por eso ponía sus nombres en el encabezado, “Nuestra” no iba en mi vocabulario y  el único común denominador, además de mis clichés literarios, era mi persona, no podía dejar que él también fuera el protagonista de mi vida, si algo tenía en esta vida era el derecho de hacer con ella lo que me plazca porque después de todo, si “Holliday” nos enseñó algo es que Cameron Díaz no tiene bubis y que debemos ser la protagonista de nuestra propia historia y no la amiga de la chica.

Después del debate interno decidí que era mía, no de él, mía en lo absoluto, yo la había escrito y creo que es sano hasta cierto punto tener secretos, había cosas que nunca le había dicho y sentimientos que jamás notó o eso quiero creer y me gustaría que se quedaran así, porque seamos sinceros, aunque dos personas recorran el mismo camino, ambas verán diferentes cosas, así era esto, él se podría quedar con su versión y yo con la mía, al fin de cuentas todos sabíamos el final, de esos finales no felices que me gustan de las películas, cuando la protagonista no se casa, cuando se muere alguien o cuando nadie vive feliz para siempre, esos son los que más se aproximan a la realidad, por ejemplo la estúpida Cenicienta con su príncipe ¿Qué demonios sentía? ¡Era un maldito princeso! Pero ese no era mi cuento, el mío tenía una guion más interesante y una historia menos choteada, había vivido mi película con final triste y aquí me encontraba debatiéndome entre ponerlo como actor principal o parte de los de ambientación.


Ambientación será.