viernes, 9 de enero de 2015
Aleatorio malhumorado
Aleatorio malhumorado
¿No es cosa de dioses el escuchar música mientras vas camino a tu casa? Debería ser catalogado como el mejor anti-estrés del mundo mundial.
La cosa es que es raro cuando de repente, en un día soleado y frío, empiezas a escuchar lo que sea, pero triste, la canción más triste del mundo y rápidamente apareces de la nada, como un rayo en mi memoria y engrisas el cielo, lo atacas con unos tantos “te extraños” y todo se vuelve como una ensoñación, así como si no perteneciera a este universo, las cosas se dejan de ver nítidas y todo parece una foto de 2 Mpx de mi celular viejito.
“Así que la música triste es un detonante de tus recuerdos” me dije a mi misma y cambie de canción y esta vez fue una alegre, la más alegre del mundo mundial y me traicionó el corazón, quise que estuvieras conmigo para escucharla juntos y convertiste la canción más alegre en otro recuerdo tuyo, así que cambie otra vez y el modo aleatorio andaba de mal humor sacando su lado masoquista por lo que arrojó una canción que no es tuya, una con dueño, que nada tiene que ver contigo, para mi sorpresa esta última elección violenta me hizo sentir una extraña, una extraña de mi misma porque todo lo que quería escuchar, evidentemente, no eran las canciones aleatorias, ni músicas alegres ni tristes, no, no era eso, lo único que quería escuchar era tu voz y en un intento desesperado busqué y busqué en mi celular y encontré una que otra parte de ti que me hizo que brotaran las sonrisas y luego el dolor, de ese que me da en el pecho, muy parecido a la tristeza, convertiste mi camino a mi casa en casi casi un martirio, porque andaba buscando cosas que no estaban ahí, por ejemplo: TU.
Y no sé si es que estás en todas partes o es que yo te quiero ver en todos lados.Pero igual apareces o te aparezco, el punto es que estas sin estarlo y esa es mi manera favorita de verte sin mis ojos y de tenerte sin tenerte, na’ más a así a lo salvaje, como quien quiere tomarse todo el agua del mundo y respirar todo el aire de la tierra.
Te extraño. Salvajemente. Sin remedio. Y sin querer curarme.
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