Con R de Rata.
Lo vi
taclearla como futbolista profesional, la que hace un rato me llamaba “la gorda
de amarillo”.
No me
lee, si me leyera supiera lo que no le he dicho. Lo que su novio no le ha
dicho, lo que me gustaría gritarle.
Mi
mamá dice que el peor sentimiento que se puede sentir es la lástima y coincido.
También
dice que “hacerle caso a un pendejo es engrandecerlo” pero a veces decido
ignorar los consejos de mi mamá, me gana lo García.
Quería hacerle
daño. Muchísimo.
Lo físico siempre
es perenne. Hay un dolor entrañable que nace en el estómago y termina en la
garganta. De ese daño quería hacerle. De uno que no se recuperara, que le
rogara a los días acabarse para hundirse en noches de ansiedad, de dolor, de tristeza,
de vacío.
Soñé que se caía
en el canal, como el montón de gente que se ha caído, soñé que no salía, que se
ahogaba en sus mentiras, que la fuerza era tal que no podía abrir las puertas.
Soñé que no se recuperaba de eso. Lo escribo y lo asiento. Porque no fue un
sueño, porque fue un deseo y solo Dios sabe que tan poderosos son los deseos.
Cuando me habló
para pedirme disculpas me dieron más ganas de nunca haberlo conocido, le dije
que se metiera sus disculpas por el culo. Eso no solucionaba nada porque
sencillamente no había nada que solucionar, pude haberle hecho daño, pero
siempre siento que cuando lo lastimo me lastimo a mí misma. Odiarlo implicaría ponerle
una atención que no estoy dispuesta a darle. Le dije que para mí se murió esa
noche y le colgué. Que fácil hubiera sido caminar media cuadra y llorarle a su
papá, que fácil hubiera sido una demanda, una orden de restricción, decirle a
sus papás que las mentiras, las drogas, la depresión, el alcohol y esa mujer le
van a arrebatar a su hijo, que lo ayudaran porque yo simplemente no podía, ya no
quería. Que yo lo quise como mi hermano,
que fue mi mejor amigo, que fue mucho más que eso. Que no sé en qué se ha
convertido, que no lo reconozco y que esa noche lo vi y sentí lástima. Pura y
virgen lástima. Pude enseñarle las marcas, las conversaciones, las fotos. Pude
haber sido esa “perra” pero cuando le hago daño, también me lastimo a mí.
El karma no es
expedito y para ser más sincera puede que no le llegue, que la vida no se lo
cobre, pero para mí, el ya eligió su
penitencia y la lleva cargando desde hace unos años, se van a pudrir juntos.
Supongo que se
ha de sentir peor ser él, saber que naciste sin huevos, que cuando tuviste 3
pesos se te olvido el suelo, que fuiste utilizado por todos, que nadie te
quiere, que ni tú mismo te quieres, que te arrastras por unas migajas de
amor de alguien que compartes con el pueblo entero, que eres, fuiste y serás un
vil gusano y pido disculpas al gusano con el que lo compare, no hay adjetivo para
un ser vivo que describa su nivel.
Que, sin temor a
equivocarme, no queda nada que salvar dentro de él.
Creo también francamente
que era necesario desearle la muerte para saber que para mí ya estaba muerto.
Tiene punto y es
final.