martes, 17 de diciembre de 2024

Te hace falta Jesús

Estaba confundida y con la cabeza aturdida. Ese ser de sonrisa franca y voz de José José estaba confesando un amor que no vi venir. 

Me parecía inconcebible que alguien hubiera encontrado en mi luz cuando llevaba un par de años siendo oscuridad, una profunda y terrible oscuridad.


Recordé ese día, tomó mis llaves y me llevo al panteón. Nadie me vio salir corriendo de la iglesia huyendo de lo inevitable, pero él me vió, me siguió y me ofreció llevarme, no quería dejarme ir sola a alcanzar la carroza.


No dijo mucho, no era necesario, me dejó sentir lo que necesitaba sentir mientras me sumergía en mis propios pensamientos viendo la ventada de mi coche. No lo vi en ese momento, estaba muy ocupada inmersa en mi propio dolor para verlo ahí. Siempre estuvo y decidí ignorarlo, esperando que un mensaje llegara a mi celular, una señal de que no me habían olvidado y no les era indiferente mi dolor, eso nunca pasó.


El recuerdo de todos esos días en el novenario me sorprendió, las tardes de pláticas y los tiempos extra fuera de su casa cuando mejor apagaba el coche para poder pasar horas hablando de nada. 


Sentí que me entendía y jamás me obligó a sacar nada que no quisiera sentir. Un dolor diferente pero la tristeza nos golpeaba al mismo tiempo, él entendía lo que lo otros no entendían, había perdido algo y ahora no quería resolverlo, jamás me presionó para ir a terapia, sabia que lo haría cuando estuviera lista. 


Nunca traté de enamorarlo y creo que él tampoco a mi. Me presenté con desdén, grosera, alcohólica, deshocicada, cínica, incluso promiscua, lo lleve infinitas veces a su casa mientras ahogábamos esos sentimientos en alcohol. 


No intente impresionarlo jamás, al pobre le tocó lo peor de mi y debajo de toda ese lodo me había encontrado, inhabilitada para querer, en proceso de reconstrucción, era pedirle que viera el potencial en una casa en remodelación con todo lleno de polvo, paredes a medio construir, agujeros dentro, te tropiezabas con materiales, habían maderas con clavos por todas partes. Ese ser había visto algo en mi que yo era incapaz de ver en mi misma. 


Una amiga me lo explico el otro día: “tal vez tú te sentías una mierda pero nunca andas dando mierda, tú siempre das luz.”


No sé si fue por la persona, tal vez fue el siempre hecho de recordar que sintiéndome suficiente no lo fui para los Ángeles y sintiéndome absolutamente nada fue lo suficiente para él. 


Entre en pánico escénico, me alejé emocionalmente y le grité que no estaba lista, lo hablé en terapia, y después fue casi imposible alejarme de él. Se siente calientito cuando estoy ahí, nuevamente, haciendo nada y todo a la vez. Siento que esta porque quiere, sin ninguna atadura que lo arrastre a mis problemas y siento que me toma la mano sin sumergirnos ambos en el otro. Presentes pero en la puerta. 

Sinceramente creo que se quedará así, uno roto y otra rota, ensimismados, lamiendo heridas que no nos tocaba curar, por el placer de la compañía y de verte en su ojos. Con su cara de niño y sus chistes de señor. 


El otro día después de una pelea a muerte con una cucaracha, nos acomodamos en una cama donde no cupo el gato, jugando a ser amigos y me preguntó con su última gota de conciencia que porque nos gustábamos. 


“Porque somos iguales, pero diferentes y eso no nos molesta, porque no siento que TENGA que ser algo cuando estoy contigo y siento lo mismo de allá para acá, porque nunca apostamos a enamorarnos y cometimos el error de principiantes, ¿Recuerdas lo que dijiste la primera vez que nos besamos? 

-No te vayas a enamorar.- Yo partí en risa y te dije que yo no me enamoro. Después te dije lo mismo. Y aquí estamos matando cucarachas a las 4am, escondiéndonos de Dios sabe quien.”Ambos tenemos miedo de intentar algo, aterrorizados de que alguien nos rompa el corazón. 

“Me gustas porque no tenía intención de que me gustaras ni de gustarte viste en mi una luz que creí perdida”


Puede que no sea nada, puede que esa plática y la alarma pospuesta sea todo lo que vaya a ser. Que decidamos ser amigos porque nos importanos tanto que nos da miedo perdernos, No lo sé. Solo sé que lo quiero conmigo. 

Me salvó, volví a recordar que eres lo que das, y aunque esté en ruinas siempre doy  amor.