domingo, 15 de septiembre de 2013

Me fumé tus últimos recuerdos.

Me fumé tus últimos recuerdos. Me hice un cigarro con el papel de las cartas que te escribí y lo sellé con una lágrima que me había quedado de todas esas que alguna vez te lloré. Lo prendí con la llama de la esperanza de que cambiaras y me lo fumé, todo, me fumé lo último que me quedaba de ti.


Se había acabado todo, incluso yo, o por lo menos la que tú habías conocido, se acabó todo, incluso tú, o por lo menos aquel al que había amado. Te fumé y te acabaste y al final solo tiré el filtro y te aplaste con mi tenis azul. 

Te estaba escribiendo y, conociéndome, no sería la última vez, pero si la última vez que te escribiera queriéndote; te borré hasta de mi celular para no aprenderme ni tu número, y no tenía más que borrar, lo otro se lo habían llevado los años y la vida, se había ido todo, incluso la fe, pero lo más importante es que te habías ido tú, tanto de mi mente como de mi corazón.

Hice un último recorrido por lo que queda y ya no te encontré, seña de que ya no estabas aquí, y ahí te deje, sentado y lejos, muy lejos de mi.

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