lunes, 2 de abril de 2018

Porque no levantarte a revisar tu celular en las madrugadas


Yo ya estaba dormida y la luz de mi celular se prendió, pensé en dejarlo ahí pero la curiosidad me levantó… no debí verlo, me puso de mal humor.

Y ya saben cómo me pongo de loca en las madrugadas, me quedé con el celular en la mano y sentada en la alfombra y empecé a llorar… no era él quien me preocupaba, es que aún después de tanto yo quería andar tapando un hoyo con pedazos de cartón. No sé puede.

<<¿por qué no me habla?>>

Yo debí haber sido una violadora infantil, mata ancianitos indefensos y jabonera de judíos en mi vida pasada para andar cargando con esto.

En verdad lo he intentado de todas las maneras posibles. Y ahora estoy a las 2:18am revisando mis recuerdos. Hojas rayadas de los dos lados con escritos para él, para otros para mí.

<<¿Por qué no me quiere?>> Me pregunté otra vez.

Si mi mejor amigo me oyera diciendo esa pregunta estaría golpeándome contra el pavimento. Pero es justo… en serio, en verdad ese hombre no me quiere nada. Y otra lágrima me salió de los ojos y tan bien que íbamos con lo de no llorar por nadie.

Apreté la mandíbula y lloré más.

<<Ojalá nunca en la vida me vuelva a enamorar>>  me dije a mi misma y le recordé al destino que me lo debía.

Que en verdad nunca me enamorara jamás. 
Y luego me viene un flashback de lo que estaba soñando antes de que el teléfono me despertara.

¿Cómo lo haces? Es muy ridículo pero me haces muy feliz, es como si tomaras toda mi felicidad y la estamparas en mi cara.

Él se reía y entonces me desperté. ¡Qué poca madre!

Debí, además, ser cazadora de animales en peligro de extinción, ser la principal enemiga pública de la vaquita marina, traficante de órganos de recién nacidos, debí ser de esas que pasan droga en la frontera escondida en partes de las que no haré mención.  

Algo debí haber hecho mal para andarlo soñando después de tantas pinches noches.
Y sigo aquí sentada, enterrada en cartas viejas, buscando algo que leer que me diga que existe la esperanza que no lo quería tanto, que si me puedo componer… alguna vez, que existe algún hombre bueno, alguno que no sea miedoso, uno que se merezca así que lo quieran un chingo.

Ojalá no me vuelva loca antes de eso, ojalá las noches no sean largas ni se me vaya a acabar las lágrimas.

Ojalá encuentre la carta que busco que dice algo así como que dejarlo es la mejor decisión de mi vida. Pero no la encuentro… creo nunca se la entregué, debí quemarla.

Junto con mis ganas de dormir.