martes, 26 de diciembre de 2017

Desde el infierno.

Capítulo 2
El infierno no es tan caliente como imaginas, es más como sofocante.
Como cuando queman caña a los costados de la carretera y te asfixia el humo y el olor y todo, pero el calor es soportable, raya en la línea de lo tolerable.
Lo peor del infierno es el olor. Huele a pecado, me dijo un inquilino, que dice que a cada quien le huele diferente (sin albur). Yo sentí que todo el lugar olía a sangre de perro, de esa de perra recién parida.

No había venido en un tour normal, venía por alguien. Por ese ser que tenía que entrar conmigo al cielo.

Onceaba columna, sexta fila, cámara 7.

Estaba ahí, en short, con la pancilla al aire y sudando de entre las barbas, con su camiseta empapada. Molía carbono y lo lanzaba a un pequeño hornito que estaba en la cámara.  El tizón del carbón le manchaba las manos y la frente y el sudor era negro de tanto tizne.

¾     ¿Qué haces aquí?
¾     Vine por ti
¾     No seas ridícula, me dijeron que te llevaron a arriba.
¾     Nadie me llevó, ahí me tocó a mí.
¾     Vienes a burlarte, a decirme “te lo dije”.
¾     No lo creo necesario. Satanás hizo mi trabajo. Además no cruzaría el infierno para burlarme de ti.
¾     Vete, cierra la puerta.
¾     No me iré a ningún lado si no es contigo.
¾     No puedes estar aquí y yo no puedo salir.
¾     El de la puerta es mi amigo.
¾     Fernanda, el de la puerta no es amigo de nadie.
¾     Si lo es si sabes de que cigarros les gustan.
¾     ¿Sobornaste al cadenero?
¾     Algo te tenía que aprender, así que tienes dos opciones… ¿te quedas a moler carbón o te vas al cielo conmigo? Decídete pronto.
¾     Pero no puedo salir de aquí.
¾     ¿Por qué no?
¾     Se supone es mi castigo.
¾     Dios te dio esa cara, las mejillas hinchadas, el cuerpo de perro  y la lengua con veneno. Para mi parece suficiente castigo.
¾     No lo entiendes.
¾     No puedo entrar al cielo sola. Es de a dos. Y según ellos, tu eres mi dos.
¾     Pero estoy aquí.
¾     Traigo un traje de bombero que pesa mucho y he alumbrado el camino con la lámpara de mi celular, he bajado al estacionamiento, abierto la puerta y te he buscado por todos lados. Levanta tu trasero y vámonos. Si quieres reclamarme, me reclamas después.
¾     ¿Por qué yo?
¾     No lo sé. Yo… te quiero.
Se le salió un suspiro y respondió.
¾     Deja me pongo pantalones.
¾     Afuera también hace calor, así vente.

Se levantó del banco en la esquina y salieron de ahí, el piso estaba caliente según él, pero ella estaba demasiado ansiosa por salir así que le prestó su botas y ella se quedó en sandalias, le ardían las plantas de los pies, pero le ardían más las ganas de llegar al paraíso.
Él se empezó a quejar de que las llamas le quemaban los brazos, así que ella se quitó la chaqueta y lo apresuró más, por último las piernas le dolían y ella en un acto de bondad y desesperación de dio el traje entero de bombero.

Cuando llegaron a la puerta, el cadenero no les permitió salir, así que ella deslizó un paquete de Raleigh en su mostrador y él abrió la puerta sigilosamente aunque dejó escapar un rechinido que los delató. Justo antes de salir él la empujó y  ella calló de sentón.

¾     ¿Cuantas veces te he dicho que no le digas a alguien que lo quieres?

Salió del infierno y ella quedó en la trampa de carbón que se encontraba justo detrás.
Le había dejado en el infierno y ella voluntariamente le había cedido todo su kid de protección.  Él era una lombriz desgraciada traicionera y ella ,en un  intento desesperado por sacarle agua a las piedras, fue por él al infierno.

¾     “Cuídate de los buenos, que los malos yo te los señalaré” Se repitió mentalmente.

La guardia infernal, llegó por ella y fue tomada presa, llevada ante Hades y juzgada.

-    
   -    Niña, ¿qué hace un ángel por estos lados?
-          Siendo pendeja, querido Hades.
-          ¿Te acuerdas cuando te dije que no confiaras en él?
-          Pensé que mentías, eres Hades.
-          Podré ser Hades querida, y ser malo también, pero siempre te he sido honesto ¿o no?
-          Por desgracia.
-          Ahora has dejado ir al prisionero, así que tomarás su lugar.
-          Pero yo soy del paraíso.
-          Dejaste este derecho cuando viniste a buscar a tu traidor.

Mientras caminaba en el suelo ardiente, ella sentía arder algo más que las plantas de sus pies, era su muy lastimado ego. Había creído en un sucio pecador a cambio del cielo. Todo por el cielo.

Se mentó la madre mentalmente hasta que su propia madre le llamó la atención en su cabeza. “¿Qué culpa tengo yo de que seas tan pendeja?”-  Le decía y ella entendió que los demás no tenían por qué cargar con sus errores.

El cadenero, que se volvió su amigo, el fumaba y ella dejaba que le humo le azotara la cara.
-        
  Se veía venir.
-          Lo sé
-          Ni aquí lo querían
-          Lo sé
-          Si quisieras te podrías ir, yo dejo la puerta abierta.
-          ¿A dónde iría? El cielo está ´prohibid, y el infierno no es tan caliente.
-          Podrías ir a vengarte.
-          No va con mi estilo.
-          Se la pasa hablando mal de ti, le ha dicho a todo el mundo que lo ambas tanto que cruzaste 7 mares, 5 continentes y el infierno entero por salvarlo, que te pusiste de rodillas para sacarlo de aquí, que le ofreciste todo para que saliera y luego, que por un extraño motivo le dijiste que era mucho para ti,  que él intentó convencerte, pero que le dijiste que él se merecía algo mejor. Lo que más que gustó es que le dijo al encargado de la limpieza que estás muy frustrada.
-          ¿Qué le dijo que a quién?
-          Al de la limpieza
-          El maldita lombriz desgraciada, me deja aquí, abusa de mí, me utiliza y después se jacta de ello.
-          Sí.
-          Dame la llave
-          Espera, tiene que parecer un accidente.
-          Abre la maldita puerta.
-          Ok, ok.

Ella salió, tan fácil como había entrado, subió las escaleras, abrió la puerta, y llegó al estacionamiento, después al primer piso.
Llegó con la recepcionista y le explicó como habían pasado las cosas, la señorita recepcionista dijo que el gerente no se encontraba y que era algo que debía resolver con él.

-          ¿A dónde van los descarriados del infierno?
-          Al bar.
-          Lo voy a matar.
-          No puede, aquí todos están muertos.

-          Lo voy a rematar. 

sábado, 11 de noviembre de 2017

Los valientes no lastiman.

Los valientes no lastiman.

“He estado intentando convencerme que abandonar a una persona no es lo peor que se le puede hacer, puede parecer doloroso, pero no tiene por qué ser una tragedia. Si uno no dejase a nada ni a nadie no tendría espacio para lo nuevo”.

Me he estado convenciendo a mi misma por algunos meses que no estoy deprimida, que no estoy triste, me arreglo, soy una zombie funcional, hago las cosas que se supone que haga, trabajo, leo, escribo, digo chistes, pongo memes, comento, salgo a fiestas, conozco gente.
Es una vil mentira construida cuidadosamente por mí. Me lleva la chingada. Es como ponerse el corazón en la mano y exprimirlo: doloroso pero efectivo.

No estoy bien. Creo que el admitirlo me quema la garganta. No me siento bien y es porque no lo estoy. Yo no me enamoro, ya no me enamoraba y estoy aquí con el corazón roto. Porque me la paso esperando de las personas más de lo que son, de lo que en realidad tienen. Me rehusó a pensar que alguien pueda ser un hijo de la chingada sin un motivo, pero que importa el motivo si igual te hacen daño. Incluso aunque todo te indique que te lo hará, bien, feo. Que terminarás con un bote de nieve, viendo “La boda de mi mejor amigo”. No importa. Tú eres necia para aceptar algo que sabes que no podrás controlar, porque te conoces.
Pero eres lo suficientemente egocentrista para decirte que no te va a pasar, que tú puedes controlarlo todo, que todo estará bien, que tú eres quien lleva esto. Es mentira. Te mientes, porque se pega eso de ser mentiroso.
Terminas otra vez, mal, pero eres muy necia para aceptarlo, muy necia. No quieres admitir que estas equivocada. Que efectivamente hay gente que lastima y no son los valientes, aunque con esa bandera se presenten. Lastimar a alguien con la justificación del conocimiento de que será lastimado no es un pretexto válido. Los valientes no lastiman, los cobardes sí, porque es más fácil hacerle daño a alguien más diciéndole que no lo quieres que permitirte decirle a alguien que si sientes algo por él, es de cobardes ser tan cruel, porque así siempre tiene justificación y se lanzan con palabras que solo dicen la “verdad”. Y resulta que esa es su “capa” y su “bandera” cuando todos sabemos que no es así, que son sus miedos los que hablan porque somos muy necios para aceptar que ellos tampoco tiene el control de lo que pasa, y no son solo hojas flotando, nosotros mismos les dimos el poder y ellos lo tomaron. No eres una víctima , te repites y te lo crees, puedes salir de esto bien librado, te lo repites y te lo crees.

Es mentira. Puedes salir, pero no pretendas decir que no estas lastimada, porque tu orgullo NO te lo permite. Me dolió y eso es algo a lo que ya no estoy acostumbrada. Me molieron y salí de pie aunque fuera el puro cascajo.
Por que ¿Cómo matas algo que no existe? ¿Cómo lo terminas si no nunca tuvo nombre?

“Las cosas sin nombre perpetúan tan finamente la violencia porque solo aquello que se nombra, existe.”

Y si no existe, no duele y si no duele, no tienes por qué llorar y si no lloras es porque no sientes nada y si no sientes nada ¿cuál es el problema?

Son todas mentiras que justifican nuestro pavor de sentir algo, porque eso significa que aun tienes corazón, que todas esas clases  de “Hombres hijos de la chingada” han tenidos frutos nulos y que de la más inocente manera posible has caído en donde te has puesto una manta de víctima.  
No es cierto, no te mientas. La culpa no es de nadie y así nadie paga los platos rotos, no es cierto. Si se rompieron los platos y sí tenían dueño y te toca recoger. Pero no finjas que no son tuyos, que no era la vajilla china que la abuela te regaló,  pero que sí te duele, existe y si existe es porque tuvo nombre y lo que nunca tuvo fue madre.

Es difícil aceptarlo porque eso te otorgaría el estandarte de tonta y podrías ser todo en esta vida pero no tonta, degradaría a tu persona, te restaría puntos de listilla, pero seamos honestos, eso no es cierto.
Solo queda ser responsable pero no es suficiente porque aun siéndolo, aún en ese cascarón donde nada penetra, ahí adentro mientras la piel dura del rinoceronte se mantiene en pie, esta una forma amorfa, débil y triste que no sabe que putas hacer con lo que no se dijo. Con lo que siente, porque así es esto. Se lo traga. Para que se le acabe, que se le muere por dentro y que lo vomite un día  de borrachera, cuando ya sea estéril, cuando ya no duela, cuando esté muerto. 


Pero no importa, porque las cosas que no tiene nombre no existen, y si no existen, no duelen. 

domingo, 1 de octubre de 2017

Extraído de mi sueños.

Extraído de mi sueños.

Anoche soñé muy feo.
Se acababa el mundo y todos moríamos. Eran unos asteroides y veía como se acercaba a mí, me persignaba y le pedía perdón a Dios por todas las veces que hice mal. No me mataba, no el primero, fueron como 4 y al final me tocó, no sentí dolor alguno, solo quería saber que pasaba después de morir.
Dejamos de ser personas por un ratito, nos volvimos nombres flotando en un fondo negro, yo era “Fernanda” que estaba escrito con una letra Century Gothic en color morado, eso era yo. Después regresamos a nuestros cuerpos, sanos y salvos, en el que al parecer era el cielo. No sé qué hacía yo en el cielo, para serles muy honesto, la exclusividad del éste ha sido devaluada en los últimos años, ya cualquier sucio pecador entra.
Era un pasillo largo con muchas puertas, con alfombra, parecía un hotel y al principio estaba sola, peor luego llegue a lo que parecía más bien una recepción.
Ahí estaban TODOS y con todos me refiero a las personas que conozco y quiero.
Estábamos vestidos elegantemente de negro, no fúnebre, pero si impecable.
Nos veíamos muy guapos. De repente se escuchaba en el tumulto  una voz que nos decía que teníamos que buscar a nuestro compañero/compañera para entrar, porque resulta que al cielo se entra de a dos.
No es broma. Yo no entendía nada, me había librado de ir a las fiestas terrenales en plan de amiga incómoda que no lleva a nadie para que en el mismísimo cielo me pidieran acompañante. Pensé seriamente en librármela diciendo, “¡Dios!, yo vengo con dios” pero aunque no me lo habían dicho, ya no era capaz de mentir, política de la empresa, supongo.
Comencé a ver a mis conocidos emparejándose, uno por uno, ya no había que ocultar nada, nadie pretendía ser algo que no era. Encontré a mis primos con sus novias, a mis amigas con sus prometidos, a mi maestros con sus esposas y luego desubicada y buscando en el montón de gente vi a mi tía. Ella buscaba a mi tío y estaba a 2 de entrar en pánico porque no lo encontraba, recuerdo que la abracé y le dije que no se preocupara que él de seguro también la estaba buscando y luego apareció pero era más chaparrito de lo normal y ambas buscábamos en lo alto porque siempre solía destacar. Le dijo que era más pequeño porque uno es al amor su semejanza y ella era su chaparra y en este nuevo mundo la quería tener más cerquita.
Yo sabía que él la amaba un chingo. Se notaba.
Después me encontré a un conocido que siempre pensé que era gay, con su nuevo novio, me sonrió  y me dijo que me presentaba a Erick, su pareja, un doctor muy guapo por cierto, como les decía, en esto ya no había secretos ni dudas, todos éramos lo que éramos.
No me preocupó no encontrar a nadie, para serles muy sincera yo no sabía a quién diablos estaba buscando pero se me hizo obvio que lo entendería cuando llegara, porque si era mi otro yo, mi “no sé que putas tiene pero lo amo”, debería de estar en el cielo, buscándome, ¿no?
Ya casi todos estaban emparejados y yo mejor me senté en un sillón cafecito que estaba ahí en medio del todo.
Vino una amable señorita y me preguntó que hacía ahí <<no lo sé>> le contesté.
Ella ofreció ayuda para buscar conmigo <<no sé quién sea>> le volvía contestar.
-Pero ¿cómo es?
-No lo sé en verdad.-  le dije con toda la sinceridad del mundo.

Luego cruzó un nombre por mi cabeza y se lo dije…
Ella buscó en la lista.

-No esta señorita, a lo mejor él está más abajo.
-¿Más abajo?
-Sí, en un piso debajo de este.
-¿Hay pisos?
-Sí, esta es la planta baja.
-Pero entonces, ¿abajo que hay?
-El estacionamiento.
-A lo mejor esta estacionando el carro.
-Es solo para administrativos.
-¿Entonces? ¿Cómo puede estar abajo?
-Abajo del estacionamiento me refiero.
-¿Qué hay ahí?
-Sólo le diré que de eso no me encargo yo, son unas tipas con faldas muy cortas, rubias y con escotes grandes. Las “diablitas” les decimos.
-Señorita ¿me está diciendo que está en el infierno?
-Algo así.
-Pero aquí se entra de a dos ¿no?, lo dijeron hace rato.
-Así es.
-Entonces ¿cómo voy a entrar?
-Usted puede ir por él.
-¿Es un chiste? Todos encontraron su amor en la recepción y yo ¿tengo que ir “debajo del estacionamiento” por el mío?
-Pregunte primero si está ahí. 


Me acerqué a una de las “diablitas” que parecían strippers pero nice. Una llamada Lucía me dijo que la lista era larga pero que lo buscaría y ahí estaba, onceaba columna, sexta fila.Con negritas.
Cámara 7.
Es un chiste. Iría a buscarlo al infierno. En verdad. Me dio unas botas de bomberos y me dijo <<cuidado, está caliente>> me puse un casco rojo y salí de la recepción.
¾    Nunca me la pones fácil ¿verdad Dios? Apuesto que las monjitas que entrega su vida a ti no tienen que pasar por este filtro… haz de entrar con todas en plan de “ellas vienen conmigo”.
Me quejé hasta enfrente de la escalera para acceder a debajo del estacionamiento.
No había llamas, no estaba caliente. Parecía normal, una sencilla puerta moderna color chocolate, manija cromada.
No parecía el infierno o “algo así”. Si el cielo era un hotel, el infierno debía ser un spa o algo, un sauna, atendido por mujerzuelas, donde los niños que se portan mal son usados de meseros y la comida la facturan para cobrárselas a los municipios. Debió estar lleno de diputados y senadores, con sus panzas grandes y sus trajes caros.
No pregunté nunca porque él estaba ahí, no era necesario, yo ya lo sabía.

Y vi la puerta arder, ante mi certeza de que debí usar short ese día y no un vestido largo, sabía que terminaría mal. Con migo llena de hollín jalándolo de la mano para salir por la puerta, ¿tendría que hablar con el diablo? me pregunté  a mí misma ¿tengo que pedir permiso para sacarlo?, ¿qué tan anárquico es el infierno?, igual si me quedaba ahí ¿me sacarían?, ¿quién me sacaría? Supe que mi mamá iría por mí, pero igual ¿y si no me quería ir?¿ y si en lugar de llevármelo al cielo, terminaba en la cámara 7, debajo del estacionamiento con él?
No sé de donde viene tanta determinación cuando te han dicho que tienes que hacer las cosas. Creo que es porque ya no tienes que pensarlas, ya no hay otro camino, es ese y es ahora y ahora estaba vestida con un traje amarillo, con botas que pesaban una tonelada, con un casco y con ganas de que las cosas salieran bien. Abrí la puerta del infierno y lo vi.


Me desperté.
Me levanté y después mire a la ventana, un ratito, son las 7:20am. No estoy en el inferno, no he visto el cielo y nadie ha muerto.
Pero que feo fue, llegar sin ti a donde te dije que te llevaría.


domingo, 10 de septiembre de 2017

Sobre ser la “amiguita”.

Sobre ser la “amiguita”.

Espero que nunca te encuentres en este caso.

El ente conocido como la amiguita es ese ser extraño e incómodo que es amiga/compañera/colega de tu novio. Pero no vengo a hablar sobre ser la novia y lidiar con las “amiguitas” de tu vato, no, además creo que nunca he tenido que lidiar con alguna, siéndoles sincera no he tenido las suficientes relaciones (lo pongo en plural para no sonar tan santurrona) para poder llegar a tener algún problema así de grave.

No, yo no soy la novia celosa, yo siempre soy esa “amiguita”.

Nunca he sabido a ciencia cierta a que se deba, supongo que tiene algo que ver la cantidad grosera de amigos hombres que tengo, digo si no tienes amigos pues resulta difícil interrumpir una relación (al menos que sean lesbianas, pero aún no estoy muy adentrada en las relaciones homosexuales para poder opinar). Jamás ha sido mi intención incomodar, bueno sí, algunas veces lo he hecho con toda alevosía y ventaja, porque pues no soy la madre Teresa de Calcuta ni mucho menos y porque algunas “novias” me han caído realmente mal.

Pero nunca ha sido con mala fe, lo prometo.

Debe ser también por mi forma de ser, por mi personalidad un poco asfixiante o controladora, celosa, posesiva, ya saben, lo normal.
Por mucho tiempo no entendí el odio “irracional” de las novias de mis amigos hasta que lo puse en perspectiva… ¿qué haría si mi novio tuviera una amiga como yo?.

Me explotó el cerebro, no se trataba de si me conocían o no, se trataba de lo que yo hacía o dejaba de hacer y la manera en que ellas lo veía. Yo no dejaría que mi novio tuviera una amiga que hiciera lo que ellas piensan que yo hago. Es más, yo misma le hubiera hecho dejar de hablarle y la hubiera borrado de FB, hasta alguna vez le hubiera dado un ultimátum de “¿ella o yo?”.

Tenían razón, yo no quisiera una “amiguita” que le escribiera, o que le mandara what’sapp para saber si ya llegó a su casa y no murió en el camino, tampoco quisiera que lo felicitara en su cumpleaños o que se fuera de viaje con él y otros amigos, no quisiera que él recurriera a ella siempre que nos peleáramos o que el primer lugar que fuera a visitar fuera su casa cuando algo malo pasaba, ¿quién demonios se creería esta mujer?, además ella siempre lo abraza y no dudo que lo bese u otras cosas.

Yo me hubiera vuelto paranoica, stalker profesional, acosadora… una pinche vieja loca en pocas palabras.

Ellas tienen razón. No soy el mejor ejemplo de amiga y eso lo entiendo.

Pero… hay cosas que ellas no saben, por ejemplo:
Para empezar yo no estoy enamorada de sus novios ni quiero nada con ellos, si fuera así en todo caso no serían mis amigos. Ellas tampoco saben que ellos van y me preguntan cosas a mí porque… en realidad no sé porque me preguntan sobre relaciones, ¡vamos!, seamos honestos, con mi amplia experiencia en “relaciones largas y exitosas” no podría escribir ni el prólogo del libro que planeo.

Creo que a veces necesitan que alguien los regañe, no alguien que se las haga de pedo (aunque para eso también soy buena) o alguien que los escuche quejarse de ellas, jajajaja eso tampoco lo saben, de 10 conversaciones con mis amigos el 9.9 son sobre sus novias.

¿Y qué hago yo cuando alguno la caga?
Lo regaño, soy su conciencia, soy la que esta jode y jode que no sean pendejos, que no sean infieles, que no anden de cabrones, soy la que le abre la puerta a la 1am para decirles que son unos estúpidos y que vayan a arreglar las cosas con ellas. Soy casi casi su mamá.
Les doy medicina cuando están enfermos, les hago interrogatorios interminables sobre personas que no quiero en sus vidas, los aliento a ser mejores, ¡para ellas!, les ayudo a comprar sus regalos de aniversario o me quemo las manos haciéndoles portarretratos un 14 de febrero y si su pregunta es si al final del día me pesa que no me quieran, la respuesta es NO.

Hasta le he agarrado sabor, ya no me molesta que me borren de FB, que me bloqueen, que los amenacen para que me dejen de hablar.

Tuve un amigo que no me habló como 7 meses porque su novia me odiaba (para serles sinceros, ella sí me caía mal, pero igual nunca le tiraba mierda, porque él estaba súper enamorado), supongo que ella se sentía muy bien, porque pensó que había ganado. Ella no sabía que cada vez que pasaba algo él me hablaba a las 3am para contármelo, y ¿qué hacía yo? escuchar pacientemente, decirle “no la cagues”, “arregla las cosas”, preguntarle que si la quería y decirle que si era así, que todos los problemas del mundo se podían resolver.

Hubo otras muchas cosas que hicieron algunas novias, como contestar el teléfono de ellos, mandar mensajes, como amenazarme, una lista interminables de comentarios lascivos, etc.

Nunca ha sido una competencia, entiendan, siempre estaré en desventaja por el simple hecho de que a ustedes las aman (no en todos los casos), y no planeo competir con nadie, aunque esté en mi naturaleza querer ganar. No es una competencia. Porque ustedes ya ganaron.

No puedo juzgarlas, no están tan locas como aparentan ni yo soy tan mala como creen, aunque haya habido muchas oportunidades de portarme realmente mal , eso de andar de p*** simplemente no se me da, o dio o dará o … (no sé en qué tiempo conjugar este verbo) y tal vez esto no cambie nada de lo que pasa, tal vez simplemente sea que ya era tiempo de dar mi versión, de poder defenderme, de que sepan que el más grande secreto que oculto es que soy la promotora #1 de sus relaciones, de que las quieran y ustedes a ellos, de que sean buenos hombres, responsables, fieles, honestos. Digo, no he conseguido demasiado, pero aun no me rindo, porque sé que en el fondo lo son, solo hace falta un pequeño empujón.

Ya no sé enojen, al final lo único que lograrán es que tenga que guardar silencio cuando le marcan por teléfono o volverme “Fernando” para que no haya problema, ser omitida de las listas de amigos que supuestamente asistirá o que me guarden como “Mecánico Roberto”.

Yo me porto bien, y ustedes hagan lo mismo.

Fernanda

La amiguita

lunes, 28 de agosto de 2017

Sobre ser feliz y el problema con la estabilidad

Sobre ser feliz y el problema con la estabilidad

No me malinterpreten, yo amo la estabilidad, pero he comprobado que esta vida es una evolución constante; tal vez hayas leído en algún lado que siempre ando poniendo cosas sobre eso:
“Evolucionar constituye una infidelidad, a los demás, al pasado, a las antiguas opiniones de uno mismo…”
De hecho es el primer post de este blog.
Hay una cosa que pocas personas saben, porque principalmente, nunca he considerado necesario decir.
Yo soy feliz. No estoy, yo soy feliz.
Me ha costado un montón aceptarlo y no ha sido un proceso fácil, créanmelo.
Algo que tampoco muchas personas saben es que yo no era feliz, tenía absolutamente todo lo que las personas deseaban y aun así no me era suficiente. Ha sido un proceso largo,  de algo así como 7 años,  de lamerme las heridas, de reconstrucción, de evolución, de serle infiel al pasado, a las personas y a la opinión que tenía de mi misma.
Gracias a Dios soy ingeniero civil, eso me ayudó a construirme de nuevo.
Como les dije, hace como 7 años regresé a mi casa con el corazón roto, sin escuela, con una familia enojada, sin trabajo, sin autoestima y con ganas de tirarme de un puente… literalmente.
Estaba rota, deshecha, cansada, muerta.
Lloré todas las noches, sin falta, durante un año completo, era mi píldora para dormir, fingía todo el día esperando por llegar a mi cuarto y llorar hasta cansarme. En serio me estaba llevando la chingada y yo estaba encantada de que me llevara, es más, hasta le daba la mano, en el fondo creía que me lo merecía, que había hecho todo mal, que la había cagado incomensurablemente y me merecía todo eso.
¿Han visto la película Elizabethtown?, donde Orlando Bloom pierde mil millones de dólares en un producto que resulta ser un fiasco y cuando está apunto de suicidarse su papá muere y tiene que ir al entierro. Él se enamora de la azafata del vuelo camino a Elizabethtown.
Quise ser Orlando Bloom, debieron de ver la manera tan desgarradora que lloré la primera vez que la vi, en serio me ardieron los ojos.
Yo no me enamoré de nadie, ni me atropello el verdadero amor, ni nuestras miradas se cruzaron mientras brillaban destellosde luz. Eso no me pasó a mí. Pero entendí que aunque todo fuera un asco tenía que sacarle provecho.
No me quedé un año llorando, sentada sin hacer nada. Me ocupé, e intenté usar de terapia el trabajo, así que me conseguí uno, lo malo era que tenía demasiado tiempo libre, por lo cual había muchas oportunidades de pensar.
Así que también conseguí otro y otro más.
Tenía trabajo de lunes a domino por las mañanas, los jueves descansaba temprano y por las tardes  los martes, miércoles y jueves iba a inglés, los lunes, viernes y sábado trabajaba en otro lado y los domingos en otro y cómo no me era suficiente para estar cansada, me salía a correr para llegar tan muerta que pudiera desmayarme.
No funcionó. El trabajo te quita tiempo pero la mente es mañosa, me seguía torturando en mis ratos libres, mientras me bañaba, mientras tendía la cama, mientras barría o mientras comía.
No entendí porque no funciono hasta mucho después. Yo no quería salir de hoyo, sentía que toda la miseria por la que estaba pasando era necesaria y en el fondo aún creía que lo merecía.
Pensé que ese año iba a dedicármelo a mí, a ser una persona saludable, a enderezar mi vida, a hacer las cosas bien. Me volví a mentir, tuve una racha casi grosera de mala suerte y  todo lo humanamente posible me salió mal.   
No exagero, en serio. Aun no sé cómo salí viva.
Cuando salía de mi casa decía “¿en serio Dios? ¿Qué tan hija de la chingada debí ser como para que me pase esto a mi? ¿Por qué todo me pasa?”
 Era 2010 y en ese entonces empezó como el boom de youtube, de los vlogger y me volví super fan, me suscribí como a 100 canales y  no me perdía ningún video, hasta actualizaba constantemente mi página de entrada de youtube.
Y entonces vi el video de EVOLUCIONAR que subió Benshorts, hace un millón de años.
Me dolío.
Era lo que necesitaba escuchar, pensé que él lo había escrito y luego descubrí que era parte una película que se llama “todas las canciones hablan de mi” y la tuve que ver.
Era sobre una relación que termina y el proceso que pasan ambos por olvidarse… el final fue… tienen que verla.
Lloré desconsoladamente aún más (creo que ese año lloré todo lo que no había llorado en mi vida).
Yo quise ser Ramiro, quise escribirle una carta al amor y decirle que yo sabía que todo me estaba saliendo mal pero eso no significaba que no lo hubiera dejado de amar.
Esa fue la clave, Ramiro trabajaba en una librería y leía montones.
Yo empecé a leer un poco más y leí libros que me hicieron reír un montón y libros con los que lloré otro poco (era como una fuente viviente).
Y cuando ya no encontré cosas que quisiera leer me di cuenta que tenía que escribirlas yo misma.
Y empecé a escribir. Miento, seguí escribiendo. Lo que antes para mí era un mero hobby, algo que hacía en navidades, cumpleaños y para tareas de la escuela se convirtió en mi más grande terapia.
He escrito un montón de cosas.
Tengo como 300 documento de Word, más la cantidad inmensa de post de FB, más las que están perdidas en hojas de papel, en servilletas, en hojas de libreta, en notas, en prácticamente todos lados.  
Escribir fue mi mejor terapia, fue decirle al mundo y a mi misma todo eso que me estaba consumiendo.
Decirles hey, estoy aquí, no me he muerto y no pienso hacerlo.
Encontré el valor que no estaba buscando y la mejor manera de expresar mis sentimientos, mis pensamientos, a mí misma.
Escribí un chingo de cartas.
A todo mundo.
Escribí historias, cuentos, canciones, poemas, lo más ridículo que puedan imaginar.
Escuché canciones, tuve un problema casi enfermizo con Coldplay, conocí a Adele y le cante “Someone like you” hasta desgarrarme la garganta, uff, tuve a Fernando Delgadillo y su “No me pidas ser tu amigo”
Yo volví a nacer. Otra vez y esta vez, yo misma asistí mi parto.
Entre más escribía más me daba cuenta que no era una mala persona, que toda la mierda que me pasaba la traía a mí misma y que  la única manera de salir de ese estúpido hoyo era escalando.
Saqué mi ficha para Ing. Civil, aprendí a maquillarme, salía a caminar con “Strawberry swing” en los audífonos, hice amigos de fin de semana, amigos de entre semana, cuidé sobrinos ajenos, conocí las nieves de la Porfirio, tomé un amor enfermizo por Gabriel García Márquez, sufría de acoso por niños de la prepa y para entretenerme la mente intenté enamorarme de un tipo que ni me gustaba, vi 1520 tutoriales de belleza, me puse uñas postizas, me arranqué las uñas postizas, descubrí que mis amigos de verdad seguían ahí.
Como les dije volví a nacer.
Justo antes de entrar a civil, algo así como una semana, me encontré con el tipo que rompió mi corazón, que además era mi mejor amigo, que además, le costó como 2 segundos olvidarme, del cual, además, seguía enamorada, como toda la pinche vida.
Tenía como año y medido que no lo veía. Eso en Rioverde es como todo a una vida.
Era el puntito que me faltaba para terminar mi párrafo.
Así que iba manejando y lo vi en la calle, yo estaba con mi mejor amiga y él con su hermano, recuerdo que ni siquiera disimulé.
Grite “no mames” como si acabara de atropellar a una familia de perritos bebesh.
Y me regresé, estacioné la camioneta y lo detuve.
Ya no quería seguir huyendo, me merecía por lo menos la paz.
Hablamos un rato, yo estaba despeinada como toda la vida, pero por lo menos me veía hermosa (mentira, había pasado la tarde acostada viendo una película con mis amigas, creo traía salsa de palomitas en la blusa, no me había visto en un espejo en más de 10 horas y posiblemente no traía peinadas mis cejas, mi cabello aún estaba hecho chinos y cortito, con corte de señora de 60 años, era un desmadre, pero siempre pasa así cuando vez a tu ex).
Solo quedamos en ser amigos otra vez, tenía 19, no me juzguen.
Fuel el puntito para ahora sí empezar.
Comencé un lunes con una sonrisa en el rostro, aún recuerdo a Joao diciéndome que era la única persona en el mundo que tenía clases a las 7am e iba toda feliz, él no sabía que llevaba un año esperando sentirme yo nuevamente.
Fue fácil regresar y descubrir que era aún más fácil no portarme tan bien. Conocí el alcohol jajajajaaja, las escapadas a nadar, la adrenalina de no llegar a tiempo, la pobreza de desayunar con 20 pesos y me volvió a doler la panza de tanto reírme.
Conocí la sonrisa perversa que me despertaría todos los domingos con una llamada para contarme sus aventuras.
Conocí los ojillos más mentirosos de todo el mundo.
Y también conocí el amor… el amor propio.
El amor que tuve que cultivar, que cultivo diariamente.
Aunque no se note algunas veces. Aprendí la lección más bonita por un corazón roto.
Aprendí que nadie puede amarte más de lo que tú te amas y que para tener la capacidad de amar a alguien más de una manera sana debemos primeramente amarnos a nosotros mismos.
También ayudó que crecí mucho en esos años y que aún lo sigo haciendo, que maduré un montón. Aunque le hable como bebé a mi hermana y diga shi shi shi.
Hay cosas más importantes en la vida que comportarse como un adulto.
Se llaman ser feliz.
Siempre escuche que la felicidad es el viaje y no un destino y suena muy mamón, pero es verdad.
No quiero escucharme como Charlotte de Sex at the City, diciendo que ella es feliz todos los días, pero así es.
Soy feliz todos los días, no todo el día, cada día, pero si un momento.
Y encontré toda la felicidad que pudiera conocer en mi misma, adentro. Las cosas de afuera pueden ser las mismas, o el tiempo ser diferente o todo haber cambiado pero lo que realmente cambio, lo que realmente evolucionó fui yo.
Me siguen pasando cosas malas, raras, de esas que dices no te pases, en serio te pasó esto… soy un chamoy en potencia, pero ya no lloro, ni me aflijo en las noches, ya duermo bien, muy bien, ya me doy permiso de regarla y luego me rio de mis babosadas, entendí la importancia de no tomarse tan personal todo, de reírme de mi misma y de saborear las pequeñas cosas que te da la vida.
Aprendí a escribir sobre otras cosas que no fueran amor. Y a que el amor, así como Dios, así como las vibras buenas, así como el universo en sí, reside en ti. Porque tú eres el sol.
Esto no es una guía, ni mucho menos un montón de consejos, no es nada de eso, es solo que si tú en este momento sientes que todo es un asco o que no puedes con algo, cálmate, no entres en pánico, no hay mal que dure 100 años ni pendejo que lo aguante, vas a salir, agarra la botella de vino, un poquito de valor y levántate, que la vida no te encuentre sentado esperando un milagro, mueve tu maldito trasero de ahí y empieza a vivirla, aunque no sea lo que tu querías, aunque no estuviera en tus planes, recuerda que tú la construyes, todos los días. Que tu futuro está literalmente en tus manos. Que todo lo que hagas hoy va a importar mañana y que si te cansas hay que seguirle.
Si aún no tienes ganas, si quieres seguir ahí, no te juzgo, llora un chingo, grita, golpea un saco de box, enójate, miéntale la madre a quien te haya hecho daño, miéntasela a la vida, al amor, a todo.
Límpiate la cara y ahora ve a ganarle, a que las malas cosas te encuentren sonriendo, agitado de subir las escaleras, despeinado de bailar y sobre todo, ansioso de romperle la madre a todo lo que venga.

Porque tú eres el sol y nada apaga a un sol. 

miércoles, 5 de julio de 2017

Sobre las amistades largas y malintencionadas.

En la última instancia y buscando su lugar seguro ella lo llamó, en domingo, en la mañana, el pánico de que esa llamara no fuera contestada le había impedido llamarlo tantas otras veces. 
Él contestó, sonaba dormido y ella solo tuvo fuerzas para decirle que fuera a su casa, y aunque él no era de los que va de la nada, su voz era casi un hilo, lo que lo hizo pensar que algo muy malo había pasado. 
Cuando él llegó ella estaba afuera esperándolo, como siempre, despeinada y roja de la cara, con aspecto de no haber dormido, con aspecto de estar llevándosela la chingada. Subió al carro y volteo a verlo esperando no romper en llanto. 
Ella lloraba irremediablemente y  se llevaba las manos a la cara para cubrir los gestos de tristeza, él entró en pánico, nunca la había visto llorar así, desconsoladamente y tan débil, él pensaba en ella como la que siempre peleaba en una discusión, como la que se iba enojada, como la que mentaba la madre, no como la que se rendía a llorar.-¿Qué tienes?- dijo él tratando de no perder la costumbre de ser hombre.
-Nada- dijo ella para no perder la costumbre de ser mujer.
-Caray,  ya no llores, tranquila, ¿dime que tienes? ¿por qué me hablaste?
-Te necesito – salieron las palabras como si hubieran estado guardadas ahí desde siempre.
-Pero yo…
-Me siento fatal, ya no quiero nada, solo quiero desaparecer – por primera vez en una conversación a ella no le interesaba conocer que pensaba él, no le importaba, las conversaciones siempre eran de él incluso cuando él no estaba, pero en esta única vez ella no lloraba por él, ella lloraba por ese otro único hombre que la destruía siempre.
-No quiero contártelo, no importa solo vámonos.- Ella lo miró esperando que la obedeciera y él solo arrancó para evitarse el “¿a dónde?” y la llevó a un lugar viejo y conocido, de esos a donde terminaban andando sin motivo alguno, era tan suyo que si tuvieran que manejar hacia ningún lado llevados únicamente por la inercia, terminarían ahí. 
Ella comenzó a decirle por que lloraba y a él le parecía tonto que todo fuera por el problema de siempre de ella, ese que no enfrenta y del que no habla sin llorar.-No sé qué decirte- dijo honestamente
-No te quiero para que me aconsejes-dijo sintiendo que recobraba la cordura de la coherencia de sus palabras.
- ¿Entonces? ¿solo querías hablar?
-No, yo puedo hablar sola, pero es que necesitaba un abrazo y contigo no me siento débil, contigo puedo ser la que pierde.
-Él no vale la pena.
-Lo sé.
-Ni llorar por él vale la pena.
-Lo sé.
-Entonces ¿por qué lloras?
-Porque soy tonta.
-Pendeja.
-Jajajajaja, podría ser más apropiado.
-Te extraño – se le salió casi sin querer
-Ya me hacía falta verte, extraño tus abrazos.
-Ósea ¿no me extrañas a mí?
-No extraño a tu boca- ella se refería a lo que salía de ella pero él siempre estaba a la defensiva por el falso amor que él creía que ella le tenía así que él se tensó de inmediato.
-No por los besos- dijo ella al entender su tensión- explícame ¿cómo es posible que en serio sigas pensando que te quiero de “esa manera”?.
-Es que tú eres rara y celosa y odias a mis novias.
-Tu eres raro, eres celoso posesivo y no tengo novio al que puedas odiar pero igual si tuviera uno, lo odiarías.
-¿Porque lo odiaría?
-Pues porque te roba mi atención, además te tendría que hablar a las 3 am para contarte que me pelee con él y él te odiaría por que vería esa llamada a las 3 am y no entendería porque hablamos borrachos en las madrugadas.
-Qué bueno que no tienes novio.
-Qué mal que no pueda decir lo mismo de ti.
Ella no quería a sus novias, no a todas, pero en general eran nefastas. Él era nefasto así que no podía exigir algo mejor para él. Pero aun siendo la peor persona del mundo, él era su persona nefasta favorita en el mundo.
El abrazo duro mil años, o 3 segundos, daría igual.
Ella le beso el pecho y lo apretó para respirar de él. Se le escapó un te quiero y él solo la apretó más.-No deberías quererme – soltó con tono de desaprobación.
-No deberíamos estar aquí pero igual estamos así que no vengas con sermones del bien y el mal.
-Yo también te quiero.
-No lo digas si no lo sientes.
-¡Ah!, ¿por qué tú nunca me crees?
-¿Experiencia?
- Si no te quisiera no hubiera ido por ti.
-¡Fuiste por mí porque pensaste que estaba muy mal!
- ¡¡¡¡Estabas muy mal!!!!- dijo como si aquello fuera más que obvio.
-Pero una parte de ti no quería ir porque odias lidiar con migo.
-No es cierto, te extrañaba y por eso fui.
-Ósea que ¿ya no me extrañas?
-Estas aquí con migo, ¿cómo podría extrañarte?
-Yo te estoy extrañando.
-Es que tú eres rara.-Y posesiva - se dijo a si misma
-Y celosa- agregó él.
-Y odio a tus novias- concluyó ella.
La conversación murió como a las 12 am, cuando ella ya moría de frío y él tenía que regresar para seguir con todo lo que se hace los domingos.-Pues llámame más seguido.
-Pues contesta siempre que llamé- dijo ella como indicando un reclamo.
-Yo siempre te contesto y tú nunca me hablas.
-Es que tengo miedo de que estés ocupado.
-Incluso si lo estuviera te hablaría después.
-Pero no me gusta que no me contestes.
-¡Ay Fernanda supéralo!, pero por lo menos sé que estas mejor, ahora tienes ganas de pelear.
-Tú siempre ganas.
-Tú siempre me haces creer eso.
-

Llévame a mi casa, ya no quiero pelear.

Ella lo abrazó despidiéndose de esa escapada fugaz y le beso la mejilla, él ya no quería sorpresas y le tomó la cara firmemente mientras le decía <<tú siempre ganas>> y le besaba la frente.