Esta conversación transcurre en las mesas de la prepa durante el desayuno, 5 niños de 16-17 años le preguntan a su maestra.
-Maestra,
¿usted cree en el amor?
-Sí por
supuesto, en el amor de padres, de hermanos, de amigos…
-No, ósea
sí, pero en el amor de su alma gemela, en enamorarse.
-¡Ahhhhh!
No.
-¿Entonces
nunca se ha enamorado?
Ahora les
doblo la edad, pero pude sentir un oscuro paño que me cubría la mirada.
Tenemos
muchos más años, pero al final de cuentas somos niños de diecisiete que nos
rompieron el corazón.
-Sí.
-¿Y qué
pasó?
-Pensé
que era ahí, pero pues, no era.
-¿Le
pusieron el cuerno?
-Jajaja
no, fueron otras cosas.
-¿La dejó de
querer?
-Creo que
ni siquiera empezó a quererme.
-¿Por qué no
se enamoró de usted?
-No lo
sé, a veces solo no pasa.
-¿Van a
volver algún día?
-No.
-¿Está
segura?
-Sí.
Una niña
concluyó la conversación con el cometario sádico del día.
-Definitivamente
es algo que lo lastimaría, pero cuando quieres a alguien, cuando en verdad
quieres a alguien no le deseas el mal. El amor no es egoísta, es desinteresado
y le deseas la felicidad aún en tu ausencia, aún cuando no estes ahí.
-¿Entonces
sí lo amaba?
-Ya se
acabó el receso, mañana continuamos con la conversación.
Amaba…
resonó en mi cabeza como el eco del vacío que se escucha en el
corazón.
Amaba… amo…
¿amé? ¿En que tiempo debe ser conjugado ese verbo?
Presente
perfecto
Yo he amado.
Sin determinar el final del algo, sin decir si vive en el pasado o el presente, si
tendrá un futuro el sentimiento.
“No sé del
dolor, que triunfé en el amor y que nunca he llorado”
Yo empecé
esto para escribir todas las cosas que haría si él quisiera. Pensé que
terminaría siendo una canción de Morat y terminé cantando canciones tristes.
Si tu quisieras.
Resolverte la
vida sería más sencillo que sumar dos más dos, aunque no necesitas que la
resuelva, eres muy eficiente en resolver tus propios problemas, con un título
de una universidad fresa y un posgrado que no podemos compartir porque nada más
no puedo terminar esa maldita maestría.
La de los recursos mentales se esta quedando corta. Su cabeza esta en todas partes y no sabe distinguir el das, el die y el der en el alemán.
Otra cosa que
me queda a medias.
Y aún así, con todo en contra, solo me queda ofrecerte una total lealtad a la causa, pasearía a los perros, aunque no sea el amante número uno de los animales, cocinaría, aunque se me queme el agua, tendría una vida saludable, aunque me encanten las coronas y los doritos nacho.
Me convertiría en una versión de mi que a mi misma me asusta, un poco convencional, regaría el pasto, me levantaría temprano y saldría a caminar, te despertaría con un beso, debajo del mentón y en la frente, sería la mamá de algunos hijos ficticios, de esas que son las directoras de la mesa de padres de familia y le levanta reportes a la directora, haría maquetas a las 12 de la noche los domingos, lavaría la ropa los sábados y todo eso solo porque sí.
Ya entiendo por qué las mamás hacían todas esas cosas. El amor es un cruel negociante.
Buscaría la
manera de no perderme entre tanta expectativa que yo misma me he creado, hacerme
tiempo de ser yo aún, con comentarios inapropiados, desobediente en rebeldía,
amante de los conflictos políticos e incesante crítica social.
Yo seguiría
siendo yo, pero contigo.
Sería el agua que moja los labios y convierte esa línea recta y ese gesto fruncido en una curva que abre al centro y se cierra en las comisuras de la boca, sería los ojos dónde se ve el reflejo del sol dándome en la cara y la mano áspera que sostiene una ajena.
Lealtad a la causa, de un amor perdido. Un amor sin condiciones y sin premura, uno que se sienta ligero como la brisa y firme como el mismo suelo. Ser las raíces que sostienen y alimentan, lo que te da vida, y ganas de vivirla.
Si tu quisieras, sería lo que tu quisieras, contigo, conmigo, con ambos.
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