Somos poetas de cajón.
De esos que se encierran es sus cuartos o que caminando se
les vienen las ideas, somos poetas callejeros y mal educados.
Pero somos poetas, de las lecciones y a veces hasta hablamos
de la vida, solo pocas veces, las otras nos la pasamos hablando de cosas que no
entendemos, como el amor, o de cosas que nos agobian, como el amor y en su
defecto hablamos de cosas que nos hacen felices, como el amor o cosas que nos entristecen,
como el amor.
Pero no solamente hablamos de amor, si no seríamos amantes,
no, también hablamos de las terribles consecuencias de escribir en las noches y
perder las vista, o de la artritis por tanto escribir, algunos hasta se arriesgan
y hablan de esos temas que solo ocasionan disturbios como la religión y la
política.
Yo en mi caso, solo hablo de lo que se me pega la gana,
claro está para no decepcionarme de lo que otros me digan, después de todo, la
única que lee mis historias completas soy yo
y la única que sabe exactamente que significan soy yo.
Pero hay que escribir, así uno recuerda como pensaba antes y
puede medir su progreso o retroceso, hay que escribirle a la vida y esperar que
sea el destino quién los lea.
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