lunes, 25 de junio de 2018

La única cosa que te he escrito.


La única cosa que te he escrito.

Espero entiendas mi sarcasmo.

Lamento lo de anoche, yo sé que estuvo mal, que debo de dejar  tomar como albañil con mis amigotes en fiestas ajenas. Sé que la regué en llamarte a las 3 am, pero siendo sinceros ¿no te sorprende que después de tantos años sea la primera vez que te marco?

Lo siento, un montón, no debí reclamarte nada, porque bueno ¿quién soy yo para hacerlo?. No debí stalkearte enfermizamente (la verdad no lo hice, solo vi las primeras dos publicaciones y después me salí porque ya estaba súper encabronada), te lo advertí, que ser amigos no es una buena idea, pero te gusta andar jugándole al valiente. Sé que siempre lo complico todo, sé bien que tú te fuiste súper feliz y tranquilo y esperabas que yo hiciera lo mismo.

¿Cuándo en tu vida me has visto tomar las cosas con calma?

Lo que más lamento de la llamada es que no la recuerdo. En verdad me enoja conmigo misma. Debí haberte hablado, sobria. Recuerdo que te pregunté porque habías regresado y no recuerdo que contestaste, luego que te dije algo de que nos la pasábamos bien y luego nada. En blanco.

Me apena más que en este punto, si yo fuera tú, hace mil años que me hubiera mandado a la chingada y si lo haces, bueno, no sería en realidad una sorpresa. Sé que soy una vieja loca, celosa, posesiva, enferma mental e inestable emocional, pero también sabes que te adoro con el corazón, que cuando me veo en tus ojillos es todo lo que quiero ver y que tu mano y la lija que tengo por mano quedan bien juntas y que jamás creeré que seas un error.

Me pesa demasiado que no digas nada y estoy muy cansada de sacarte las palabras con unas pinzas de presión, si te quieres quedar callado, no sería algo que no espere.

Debí dejarlo en un recuerdo bonito, pero me encanta estar chingando.

Lo siento.

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