“Las cosas pueden ser no solo diferentes, si no mejores”
Hay varias maldiciones que persiguen la familia. El dinero de las herencias que jamás se queda entre los descendientes, la soltería eterna que aflije a las mujeres de la familia, los medios hijos y medios padres y mi persecución continúa de una parvada de ángeles que me tapan el sol.
Nunca debí confiar en un Ángel sietemesino. Melquiades de “100 años de Soledad” me lo advirtió. Las historias se repiten porque ya están escritas.
A veces el destino me encuentra sin que yo lo busque. Tantos *inserte aquí cualquier nombre + Ángel” que me he encontrado sin saber qué en el nombre llevan la penitencia.
Soy hermana de un Ángel, hija de un Ángel, nieta de un Ángel, bisnieta de una Angelina, tataranieta de un Ángel, amiga de un Ángel, sobrina de una Angelina, prima de una Angelina, y ex-algo de una infinidad de Ángel mixteados con algún otro nombre que usan para que no salga corriendo.
Mi primer Ángel me rompió el corazón muy joven, apenas si sabía andar en bici.
Hoy vuelvo al cementerio de las decepciones con unas alas cortadas y mi pala. Decidida enterrar al último Angel que dejare entrar en la comedia negra interminable que es mi vida.
Creí poder evitar esta maldición con la devoción exagerada que Sally de hechizo de amor tuvo para matar a la chicharra y evitar que muriera el amor de su vida.
Algunas maldiciones son difíciles de romper. Así estuviera llena de miel azúcar y canela en la punta de los dedos y hubiera sacado mi alma bruja.
Creo que mi magia trasciende la severidad de la realidad y se ahoga en maleficios de generaciones pasadas. Algo muy malo hicieron como para llevarse entre las patas a generaciones y generación posteriores.
He regado las flores artificiales que me puse en la tumba con lágrimas de fénix. No para que se cure ni para que reviva. Para que arda. Y que de las cenizas de las alas sean comidas por las cucarachas.
Que no quede nada que pueda resurgir.
No hay que ser maga ni bruja para saber que esto no va a revivir.
A pensar de todos mis esfuerzos vanos de arreglar lo inarreglable, tal vez estoy destinada a no ser amada por lo Ángeles, tal ves son, como dije, una parvada que me tapa el sol. Pero ni uno más, así es y así será.
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