Siempre he sido una apasionada por la música de Dúrcal, desde sus duetos con Juan Gabriel, hasta esas canciones de amores desafortunados. Mi favorita sin lugar a dudas ha sido siempre esa canción.
Nunca pensé que sería un presagio.
No quiero empezar esto con la frase de las personas dañadas “Mi terapeuta dice…”
Pero mi terapeuta dice que tengo que convertir la tristeza, el enojo y este duelo en algo tangible: que pinte, que escriba, que queme todo lo que me duele. ¿Cómo le explico que no tengo nada tuyo y lo único que puedo quemar es a mi misma?
Las cartas a mano se conviertieron en mensajes que guardo porque son mi diario personal para recordar lo que sentía, la memoria miente y modifica lo que en realidad pasó.
Hay una infinidad de escritos para recordarme cómo Satanás rompió mi confianza y cómo Voldemort me hizo perder la fe en la humanidad.
Es por eso que te escribo aquí.
Sé que lo leerás. Eres curioso y narcisista. Te gusta que escriba de ti porque nadie nunca te había escrito.
La terapia ocupacional no me funciona y estoy harta de escuchar “te vi venir” de Sin Bandera.
Yo escribo para sacarlo todo de mi sistema. Ya no me duermo pensando ¿qué hice mal? ¿por qué no funcionó? ¿por qué no me quieres?. No soy una víctima de esto pero me queda claro que no fue mi culpa… ni la tuya. Timing is a bitch. No debí o no debiste, pero igual lo hicimos. El hubiera ya no existe y si existirá estaría viéndome decepcionado.
Dejé todo lo que había aprendido en 10 años de malas y pésimas decisiones amorosas por querer tener algo bonito. Tenía tanta hambre de algo bonito, de un ser de luz que me quisiera de esa forma que quiero que me quiera: absoluta y totalmente.
Mis expectativas, como siempre, superaron lo que tenía para mi el destino. No quiero pensar que pido mucho. Es más, nisiquiera quiero pedir nada nunca más. Es que el amor no debería costar ¿o si? No debería ser algo “que intentar”
Tal vez todo el amor que quiero está aquí, pegándome en la cara. Simplemente que lo reparto en lugar de entregármelo a mi.
Una frase de 4am me lo susurro al oído. “Te quiero siempre como mi amiga”
Tal vez mi destino es amar desgraciados y convertirlos en mis amigos.
Tal vez mi destino es irme de viaje a Egipto con divorciados que buscan encontrarse otra vez. Es que en verdad soy divertida en la fiesta y sé escuchar en el café. Acaricio a las personas que necesitan ser acariciadas y cuido a los míos hasta morir en la línea.
Divago en mis alucinaciones y busco respuestas que no hay. No existen. Estoy hastiada de mi misma abrazando mi almohada king size tamaño G imaginándome si tú piensas en mi como yo en ti, si me extrañas como yo a cualquier hora en un día cualquiera.
Tal vez, simplemente, no me ha llegado el amor y algún escribano maldito se brincó de página y dejó pendiente mi historia, esa dónde un noble europeo me atropella en su visita guiada a mi Rioverde.
Puede ser también que esa historia no exista y sea solo yo escribiendo cosas para los demás. Que me vuelva standupera y aparezca en los reels de Instagram hablando de lo difícil que es “salir” con alguien a esta edad. Que alguna persona me genere interés y sea más que la diáfana esperanza de sentir algo, lo que sea.
“Y si ya no vuelvo a verte, ojalá que tengas suerte”
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