Para mi desgracia tengo buena memoria con lo que a ti se refiere.
Recuerdo vívidamente el primer día que te postraste ante mí,
recuerdo tu sonrisa más cerrada y menos fingida, recuerdo tu nariz y su
inclinación hacia la izquierda que me encantaba, recuerdo tus labios rosas y
jugosos, tus ojos cautivadores, te recuerdo como un niño.
También recuerdo nuestro primero beso, y esa mordida que te
sorprendió, recuerdo tus manos ansiosas que tocaban mi cintura y mis brazos que
te aprisionaban. Te recuerdo bien, fascinante e inexperto.
No recuerdo cuando me dejaste de ver cómo era, no recuerdo
cuando nos empezamos a alejar, ni cuando te volviste un adulto y yo una maniaca,
no recuerdo cuando maduré, pero si recuerdo la sensación de sentirse fuerte,
poderosa y amada, por mí y sin necesidad de que tú me amaras.
Recuerdo cuando nos fuimos, y ese sentimiento de vacío y
tristeza, aunque el que más abundaba era culpa, recuerdo tus palabras y las
mías, tus gestos y tus vicios, recuerdo mi favorito, tu vicio a amarme.
Recuerdo las semanas posteriores y tu intento por arreglarlo, lo recuerdo y me
asusta. Te recuerdo con errores y aciertos, con ventajas y desvelos, me acuerdo
de ti.
Recuerdo cuando me aleje y te empecé a ver con claridad,
recuerdo tu sonrisa fingida y tu nariz aun inclinada, tus labios cerrados, tus
ojos pacientes y tolerantes. Recuerdo al hombre que eres y en el que te
convertiste ante mis ojos sin previo aviso. Recuerdo sentirme mujer cuando estaba ante tu
presencia, recuerdo tus falsos dramas y tus artificios,si, los que yo te
enseñé, recuerdo tus males y mis bienes, recuerdo el miedo y el alivio, me
acuerdo de ti en viernes porque los viernes son tuyos, como yo algún día fui.
No hay comentarios:
Publicar un comentario