viernes, 16 de marzo de 2018

Corazón que no siente.


Corazón que no siente. 

Verán. Satanás fue un maldito desgraciado, pero viéndolo ahora, ya fríamente, yo también lo engañé. La única diferencia es que él nunca se enteró y yo sí.

Lo engañé un montón de veces, cada vez que nos enojábamos y no podía reclamarle nada, cuando todo nos salía mal.

Lo engañé cuando me fui a comer con  unos amigos y antes subir a la civilización dejé que una sonrisa me hiciera perder el juicio, justo el día que iba a verlo a él en la noche.Ese día llegó drogado y yo ni lo noté.

Lo engañé cuando en forma de venganza invité a otra persona a un lugar donde se supone que íbamos a ir, todo para darle celos y él ni siquiera fue. Así que terminé llevando a su casa al vato utilizado y lo despedí con un beso que le debía de hace como un año atrás.

Lo engañé cuando me encabroné porque no iba a ir conmigo a algo y se iba a ir con alguien más a otra cosa, así que terminé dejando que una botella de vodka, mis ganas de mandarlo a la chingada y una voz bonita me besaran los ojos.

Lo engañé cuando me destrozó el corazón y todavía me regañó y no pude contestarle nada porque cada palabra que decía me parecía incoherente así que para sentirme bien salí con un tipo que siempre quería salir y yo le daba largas, muchas largas. Ese día me arreglé muchísimo, me puse un vestido bonito y salí a cenar con alguien que sí me quería y que bien me la pasé.  

Lo engañé cuando lo descubrí besándose con esa tipa con la que yo sabía que sí quería algo y qué él negaba. Así que me recogí el vestido, me hice un chongo y fui a cobrársela en las escaleras. Con el wey que le dije que no me gustaba cuando me lo preguntó. 

Lo engañé cuando hablaba con el que estaba políticamente incorrecto hablar y con otros que omitiré porque no quiero ir a la cárcel.

Lo engañé cuando me salí en la madrugada a convencerme a mí misma de que una sonrisa sexy no podía vencerme.

Lo engañé cuando fui a ver películas con el vato buena onda y me dio cacahuates de los de la RIC. 

Lo engañé cuando fui a ver otras películas con pizza y vino. Y me la pasé muchísimo mejor que con Satanás. Muchísimo mejor.

Solo aclaremos algo, no le fui infiel ni una sola vez. Éramos amigos. PALABRAS SUYAS. ¿Cómo le pones el cuerno a tu amigo? Según él, jamás mintió.

Pero si lo engañé. Todo este tiempo él pensó que yo estaba triste y sola en mi casa, llorándole o perdiéndome en el alcohol para olvidarlo.

No fue así. Yo busqué amor fugaz en otros lados, en muchos otros lados. Y vaya que lo encontré. Mientras él estaba con ella. Yo también fui culera. Pero él no lo sabe.

Y ojos que no ven, corazón que no siente.

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