martes, 17 de diciembre de 2024

Te hace falta Jesús

Estaba confundida y con la cabeza aturdida. Ese ser de sonrisa franca y voz de José José estaba confesando un amor que no vi venir. 

Me parecía inconcebible que alguien hubiera encontrado en mi luz cuando llevaba un par de años siendo oscuridad, una profunda y terrible oscuridad.


Recordé ese día, tomó mis llaves y me llevo al panteón. Nadie me vio salir corriendo de la iglesia huyendo de lo inevitable, pero él me vió, me siguió y me ofreció llevarme, no quería dejarme ir sola a alcanzar la carroza.


No dijo mucho, no era necesario, me dejó sentir lo que necesitaba sentir mientras me sumergía en mis propios pensamientos viendo la ventada de mi coche. No lo vi en ese momento, estaba muy ocupada inmersa en mi propio dolor para verlo ahí. Siempre estuvo y decidí ignorarlo, esperando que un mensaje llegara a mi celular, una señal de que no me habían olvidado y no les era indiferente mi dolor, eso nunca pasó.


El recuerdo de todos esos días en el novenario me sorprendió, las tardes de pláticas y los tiempos extra fuera de su casa cuando mejor apagaba el coche para poder pasar horas hablando de nada. 


Sentí que me entendía y jamás me obligó a sacar nada que no quisiera sentir. Un dolor diferente pero la tristeza nos golpeaba al mismo tiempo, él entendía lo que lo otros no entendían, había perdido algo y ahora no quería resolverlo, jamás me presionó para ir a terapia, sabia que lo haría cuando estuviera lista. 


Nunca traté de enamorarlo y creo que él tampoco a mi. Me presenté con desdén, grosera, alcohólica, deshocicada, cínica, incluso promiscua, lo lleve infinitas veces a su casa mientras ahogábamos esos sentimientos en alcohol. 


No intente impresionarlo jamás, al pobre le tocó lo peor de mi y debajo de toda ese lodo me había encontrado, inhabilitada para querer, en proceso de reconstrucción, era pedirle que viera el potencial en una casa en remodelación con todo lleno de polvo, paredes a medio construir, agujeros dentro, te tropiezabas con materiales, habían maderas con clavos por todas partes. Ese ser había visto algo en mi que yo era incapaz de ver en mi misma. 


Una amiga me lo explico el otro día: “tal vez tú te sentías una mierda pero nunca andas dando mierda, tú siempre das luz.”


No sé si fue por la persona, tal vez fue el siempre hecho de recordar que sintiéndome suficiente no lo fui para los Ángeles y sintiéndome absolutamente nada fue lo suficiente para él. 


Entre en pánico escénico, me alejé emocionalmente y le grité que no estaba lista, lo hablé en terapia, y después fue casi imposible alejarme de él. Se siente calientito cuando estoy ahí, nuevamente, haciendo nada y todo a la vez. Siento que esta porque quiere, sin ninguna atadura que lo arrastre a mis problemas y siento que me toma la mano sin sumergirnos ambos en el otro. Presentes pero en la puerta. 

Sinceramente creo que se quedará así, uno roto y otra rota, ensimismados, lamiendo heridas que no nos tocaba curar, por el placer de la compañía y de verte en su ojos. Con su cara de niño y sus chistes de señor. 


El otro día después de una pelea a muerte con una cucaracha, nos acomodamos en una cama donde no cupo el gato, jugando a ser amigos y me preguntó con su última gota de conciencia que porque nos gustábamos. 


“Porque somos iguales, pero diferentes y eso no nos molesta, porque no siento que TENGA que ser algo cuando estoy contigo y siento lo mismo de allá para acá, porque nunca apostamos a enamorarnos y cometimos el error de principiantes, ¿Recuerdas lo que dijiste la primera vez que nos besamos? 

-No te vayas a enamorar.- Yo partí en risa y te dije que yo no me enamoro. Después te dije lo mismo. Y aquí estamos matando cucarachas a las 4am, escondiéndonos de Dios sabe quien.”Ambos tenemos miedo de intentar algo, aterrorizados de que alguien nos rompa el corazón. 

“Me gustas porque no tenía intención de que me gustaras ni de gustarte viste en mi una luz que creí perdida”


Puede que no sea nada, puede que esa plática y la alarma pospuesta sea todo lo que vaya a ser. Que decidamos ser amigos porque nos importanos tanto que nos da miedo perdernos, No lo sé. Solo sé que lo quiero conmigo. 

Me salvó, volví a recordar que eres lo que das, y aunque esté en ruinas siempre doy  amor. 

martes, 11 de junio de 2024

Si tu quisieras.

Esta conversación transcurre en las mesas de la prepa durante el desayuno, 5 niños de 16-17 años le preguntan a su maestra.

-Maestra, ¿usted cree en el amor?

-Sí por supuesto, en el amor de padres, de hermanos, de amigos…

-No, ósea sí, pero en el amor de su alma gemela, en enamorarse.

-¡Ahhhhh! No.

-¿Entonces nunca se ha enamorado?

 Entendí entonces, 16 años después porque mi maestra de Geometría se le sombreo la cara y salió de mi salón cuando un compañero le hizo la misma pregunta.

Ahora les doblo la edad, pero pude sentir un oscuro paño que me cubría la mirada.

Tenemos muchos más años, pero al final de cuentas somos niños de diecisiete que nos rompieron el corazón.

-Sí.

-¿Y qué pasó?

-Pensé que era ahí, pero pues, no era.

-¿Le pusieron el cuerno?

-Jajaja no, fueron otras cosas.

-¿La dejó de querer?

-Creo que ni siquiera empezó a quererme.

-¿Por qué no se enamoró de usted?

-No lo sé, a veces solo no pasa.

-¿Van a volver algún día?

-No.

-¿Está segura?

-Sí.

 Gracias a Dios el reloj interrumpió la plática. No quería hacer una extensa explicación a un grupo de niños el porque “no” había sido “no”.

Una niña concluyó la conversación con el cometario sádico del día.

 -Yo le hubiera envenenado a sus perros.

-Definitivamente es algo que lo lastimaría, pero cuando quieres a alguien, cuando en verdad quieres a alguien no le deseas el mal. El amor no es egoísta, es desinteresado y le deseas la felicidad aún en tu ausencia, aún cuando no estes ahí.

-¿Entonces sí lo amaba?

-Ya se acabó el receso, mañana continuamos con la conversación.

 

Amaba… resonó en mi cabeza como el eco del vacío que se escucha en el corazón.

Amaba… amo… ¿amé? ¿En que tiempo debe ser conjugado ese verbo?

Presente perfecto

Yo he amado.

Sin determinar el final del algo, sin decir si vive en el pasado o el presente, si tendrá un futuro el sentimiento.

 Yo no he amado, como Chavela Vargas dijo en un “Mundo Raro”

 “…Di que vienes de allá de un mundo raro, que no sabes llorar, que no entiendes de amor, y que nunca has amado”

 Una vil mentira.

“No sé del dolor, que triunfé en el amor y que nunca he llorado”

 Pinche Chavela.

 ¿Uno niega lo que no quiere recordar?

Yo empecé esto para escribir todas las cosas que haría si él quisiera. Pensé que terminaría siendo una canción de Morat y terminé cantando canciones tristes.

 Pero si hay que engañarnos, nos engañaremos bien.

 <<Reproduce Yellow- Coldplay>>

 

Si tu quisieras. 

Resolverte la vida sería más sencillo que sumar dos más dos, aunque no necesitas que la resuelva, eres muy eficiente en resolver tus propios problemas, con un título de una universidad fresa y un posgrado que no podemos compartir porque nada más no puedo terminar esa maldita maestría.

La de los recursos mentales se esta quedando corta. Su cabeza esta en todas partes y no sabe distinguir el das, el die y el der en el alemán.

Otra cosa que me queda a medias.

Y aún así, con todo en contra, solo me queda ofrecerte una total lealtad a la causa, pasearía a los perros, aunque no sea el amante número uno de los animales, cocinaría, aunque se me queme el agua, tendría una vida saludable, aunque me encanten las coronas y los doritos nacho.

Me convertiría en una versión de mi que a mi misma me asusta, un poco convencional, regaría el pasto, me levantaría temprano y saldría a caminar, te despertaría con un beso, debajo del mentón y en la frente, sería la mamá de algunos hijos ficticios, de esas que son las directoras de la mesa de padres de familia y le levanta reportes a la directora, haría maquetas a las 12 de la noche los domingos, lavaría la ropa los sábados y todo eso solo porque sí.

Ya entiendo por qué las mamás hacían todas esas cosas. El amor es un cruel negociante.

Buscaría la manera de no perderme entre tanta expectativa que yo misma me he creado, hacerme tiempo de ser yo aún, con comentarios inapropiados, desobediente en rebeldía, amante de los conflictos políticos e incesante crítica social.

Yo seguiría siendo yo, pero contigo.

Sería el agua que moja los labios y convierte esa línea recta y ese gesto fruncido en una curva que abre al centro y se cierra en las comisuras de la boca, sería los ojos dónde se ve el reflejo del sol dándome en la cara y la mano áspera que sostiene una ajena.  

Lealtad a la causa, de un amor perdido. Un amor sin condiciones y sin premura, uno que se sienta ligero como la brisa y firme como el mismo suelo. Ser las raíces que sostienen y alimentan, lo que te da vida, y ganas de vivirla.

Si tu quisieras, sería lo que tu quisieras, contigo, conmigo, con ambos.

 

 

 

 

 

 

lunes, 27 de mayo de 2024

Sex at the SLP

No se sí escribo esto porque llevamos quince días con temperaturas arriba de 40°, porque es mayo, porque he visto SATC, o porque estoy en estado de celibato físico y emocional.

Creo que es una combinación de todos. De todo.

Hoy le haremos honor al título y hablaremos de sexo... en la ciudad. 

No, definitivamente no era una buena idea ver Sex at the City, otra vez, por milésima vez. 

Nunca fui una Carrie, corriendo en tacones por toda la ciudad, buscando el hombre correcto en cada uno de los tipos con los que salí, pero bueno, compartimos el trabajo: ambas escribimos, de amor, o de lo que sea que se supone que esto se trate. 

Nunca fui Miranda, ni abogada, ni exitosa y definidamente lo mío no son los bar-tenders, pero estoy segura que si lucho continuamente en un mundo laboral de hombres. 

Jamás me ha pasado por la cabeza ser Charlotte, era mi menos favorita, aunque debo admirar su manera de, a pesar de las formas de pensar de sus amigas, siempre serle fiel a sus deseos y convicciones. Eso tenemos en común.

Siempre quise ser Samantha, admitámoslo, es el personaje más divertido, desinhibido y trascendental de la serie, y al igual que ella "No seré juzgada por ti o por la sociedad" y me hincaré hasta que mi rodilla me lo permita. 

Pero, en fin, SATC me trae recuerdos, propios y ajenos acompañados de pensamientos nocturnos y ganas de llegar a las 5am a mi casa. 

De hecho tuve un dilema moral cuando Carrie le es infiel a Aidan con Big. 

No la juzgo, era Mr. Big y la cosa que había entre ellos yo la he sentido. Una vez. Solo una.  

¿Bromean? ¿Un tipo alto, banquero de NY, emocionalmente distante y que en retórica sonaba bien, pero en la práctica era un faul total?

 Yo salí con ese tipo. A veces en mi cabeza seguía ahí. Evitándome en su vida y casándose con una tipa que conoció en París, sencilla y sin complicaciones, no como yo, una pueblerina de sarcasmo puro, noches largas y ronquidos fuertes. 

Mi Big y el Big de Carrie tenían algunas cosas en común: ambos altos y narcisistas, no disponibles y volubles, miedo inherente al compromiso (conmigo/Carrie) pero muy abiertos al "amor" plano y beige de alguna mujer vainilla.

También compartíamos el maldito deseo insaciable de estar con él, físicamente con él.

Ya sé que este no es un blog de sexo. Y cualquier cosa que he escrito al respecto siempre trata de tener una parte algo artística.  

-Traumas de la niñez

-Aventuras sexuales

Solo Dios sabe la cantidad grosera de flash backs en momentos inoportunos que me han llegado. No dejaba de pensar en Big, específicamente en el sexo con Big. 

Su boca en mi cuello, sus manos atrapando mis senos, su cara en mi pecho, su lengua en mi… ¿corazón? 

No quiero ser tan explícita, pero ¿Dormir sintiendo las manos, sus manos grandes y fuertes encajadas en mi cadera? ¿El calor que irradia su cercanía, su brazo bajo mi cuello y sus piernas aprisionando las mías? ¿No sentir nada más que su persona, obligándome a pegarme a él, tocándome como si a eso se dedicara profesionalmente, sus labios en mi oreja mientras me hacían venir, 1,2,3… 29 veces? 

Puede parecer exageración, pero esa madre no se puede fingir y no estoy hablando de orgasmos. 

Uff ese glorioso primer empujón, OMG. ¿Saben a lo que me refiero? ¿Han tenido a alguien con quien no pueden terminar una conversación en persona porque sienten una atracción tan grande que los empuja a besarlo, a olerlo, a tocarlo? 

La mitad de mi reino por estar sobre él y con él dentro, con mis manos apoyadas en su pecho y mi cadera jugando con su orgasmo. Su cara, su cara que se difuminaba entre mi cabello, la forma en que mordía su labio, sus gestos de placer, la forma de apretar mis muslos con sus dedos, como tocaba mi espalda, como besaba mi espalda hasta perderse en mis… nalgas (no hay equivalente religioso para esta frase).

No soy yo, no estoy alucinando, ojalá fuera mi imaginación, pero son recuerdos que me llegan cuando debería estar poniendo atención a la clase, a mis clases. El solo pensarlo me hace tener ganas de no odiarlo tanto, de topármelo y dibujarlo (cogérmelo se escucha muy vulgar) ahí mismo, porque sí, porque que rico, porque García Márquez me advirtió que tenemos los polvos contados, porque un día nos hemos de morir y me parece casi pecado dejar pasar la oportunidad de volver a sentirse así. ¿han sentido esa necesidad de estar con alguien de esa forma? Que culmine todo explotando juntos otra vez mientras lo abrazas con las piernas. Finalizar dormida en su pecho y la cabeza bajo la barbilla, respirando lento.  

Sí pudiera tener la habilidad de borrar eso de mi cabeza ¿Lo haría? Creo que no. 

Es como recordar a que sabe un postre que ya no te espera en el Four Seasons, un postre que no tocará tu puerta, porque sí lo hace, si la toca, le abrirás.


domingo, 28 de abril de 2024

Aunque no sea conmigo

 

Aunque no sea conmigo.


Estaba escuchando “Aunque no sea conmigo” una tarde en mi oficina mientras trataba de terminar un presupuesto que no quería terminar. Peligrosamente bien está sonando en un domingo de bajón, tan bien la estaba pasando que me terminé convenciendo que solo un tonto podría gustarle más la versión de Bunbury en lugar de la de Celso Piña rodeado de pétalos de rosas en una bañera.

Quería postear la letra cuando se me atravesó la historia que hay detrás. Oh, historias trágicas de amor, mi especialidad.

Diferencias de edad, imposición social, trabajo y muerte, entre otras,  fueron las principales causales que existiera la frase de “La soledad de dos amantes que al dejarse están luchando cada quien por no encontrarse”.

Cuando finalmente lograron consumar su amor en una relación, la prematura muerte de su autor terminó con todo.

Ay, el amor. Trágico, doloroso y finito.

Es la historia que no se cuenta: ¿imaginan las noches que sufrieron por no estar juntos? Los días que pasaron tratando de coincidir discretamente, en los 70’s y 80’s. Ni siquiera pudieron desbloquear a su amor para ver sus estados de WA. Si uno se vuelve loco por un amor pedorro no imagino que se sentirá encontrarlo, perderlo y dejarlo hasta prácticamente su muerte.

Con toda esta historia no pude evitar pensar en los finales inesperados.
¿Estamos desperdiciando el tiempo sufriendo por un amor que no se dio? ¿O es solo parte del camino para reencontrarlo en alguna otra ocasión para darle la oportunidad número 3654 y arriesgarse por el simple de hecho de la delicia que se siente cuando, por un instante, ese salto de fe no es un total desastre?

¿Se sabrá la respuesta a esto hasta el final de nuestros días? ¿Moriremos sin saber quién y cuando fue el amor de tu vida? ¿Volverá una tarde de diciembre después de 6 años a tocar el portón de la casa de mi mamá para preguntar si aún vivo ahí? ¿O acaso regresará en un funeral mientras se escucha un “OMG” de la audiencia, justo después de terminar su relación de ocho años con una sociópata criada por lobos? ¿Será acaso que vuelva después de un divorcio y una relación, otro intento de matrimonio, otra relación, una adopción forzada y una incontable lista de encuentros perdidos en la amnesia? ¿Podría acaso presentarse en un audio de 1:38min empezando con un “Hola Fer, ¿cómo estás? Discúlpame por haber desaparecido, pero he tenido mucho trabajo…” y empiece a narrar un montón de cosas que no pregunté y no justifican absolutamente nada? ¿O será talvez que simplemente el amor de la vida de alguien no existe como tal, son varios y ninguno aplicó correctamente para el puesto, así que se lo dieron al candidato en turno? ¿O simplemente aún no ha llegado?

¿Quién podría saber esto?

Envidio profundamente a las personas que lo encuentran y todo les sale bien. Sin drama, ni dolor ni final.

Esas personas que jamás han bajado Tinder, ni Bumble, ni nada por el estilo, que jamás fueron a una cita horrible o tuvieron que hacer un PDF con las cosas que tendrías que saber de mí porque estas hasta su puta madre de contar la misma historia:

"Hola, buenas tardes. Mi nombre es Russel y soy un guía explorador de la Tribu 54, guarida 12. ¿necesita que le brinde ayuda en algo Señor?"

Esas personas no tienen que archivar chats de WA con dos palomitas azules en su último mensaje.

La próxima vez que alguien me pregunte ¿Qué superpoder quisiera tener? Sería ese. Saber dónde es. Y ya. Yo hago lo demás.

Pero bueno, volviendo a la canción, quiero terminar con mí, muy personal, parte favorita.

A placer
Puedes tomarte el tiempo necesario
Que por mi parte yo estaré esperando
El día en que te decidas a volver y ser feliz como antes fuimos.

sábado, 23 de marzo de 2024

Te-rdido un perro

Era sábado de calor de ese que te hace escurrir las fosas poplíteas con una gota traicionera que resbala sobre tu pantorrilla. 

El de los tacos y yo hemos roto relaciones.  Y tengo hambre de un te amo. 


Lo vi, plasmado en un mensaje ajeno: Te amo. 

La envidia me invadió. 


No recuerdo cuando fue la ultima vez que alguien me lo dijo. 15 años tal vez. 

El problema era el remitente. No había querido que nadie lo dijera hasta que pensarlo pareció insuficiente. 

“Popítlea” repetía en mi mente y resonaba “te amo” en mi hígado, bueno, lo que quedaba de él. 

Quería salir acompañado de un “no digas nada. No shhhh no digas absolutamente nada. Lo arruinaríamos. Como siempre.” Pero mi mente seguía pensando si era popitlea o poplitea. Que ocupada está cuando de hacerse pendeja se trata. 

Las almohadas no me están ayudando tampoco. Tienen la textura de su cabello y he perdido mi almohada favorita. No la encuentro, está escondida en algún lugar al lado de mi sueño porque ambos han desaparecido. 


He pensando incesantemente en llamarle a mi terapeuta y avisarle que necesito una cita. Que escucho voces y siento personas. Que estoy a nada de convertirme en una luz a través del cielo que cuelga del universo. Pero me niego a flaquear (si, en ambas formas) y caer en la somnolienta solución a la que me guiará. 

Pero me arde el pecho y mis pulmones se llenan de agua. Intento respirar por boca y soltar por nariz, fumo como si mi vida dependiera de eso (tal vez mi muerte si) y estoy cansada de pedirle respuestas a Chat TPG. Él sabe cosas pero no todas las cosas.

 

Mi última búsqueda decía: ¿Cómo medir cuantas mandadas a la chingada se consideran suficientes en esta vida?.

 Contestó eficientemente: 


La cantidad de "mandadas a la chingada" necesarias depende del contexto y de tus propios límites personales. Es importante recordar que expresar enojo o frustración de manera constructiva es más efectivo que simplemente desahogarse. Trata de encontrar maneras saludables de manejar tus emociones y resolver conflictos.


Y aquí estoy expresando mi frustración de una manera constructiva, haciéndole preguntas de las cuales ya sé la respuesta.


Una más, es una menos. 


Era poplítea, por cierto. 




martes, 9 de enero de 2024

A-Dios.

 

Me he tardado una eternidad en escribir esto.

No estaba lista.

Vengo de una familia religiosa, en su mayoría católicos, algunos carmelitas y todos ellos profesan una fe fuerte.

Mis primeros recuerdos hablando con Dios fueron de niña, rezaba el ángel de mi guarda antes de dormir y le pedía una que otra cosa como si fuera un mago.

Aprendí los rezos obligatorios en una mecedora blanca de fierro en el patio de mi abuelita mientras preparaba a niños para su primera comunión, después de eso me hice asidua de los domingos de catecismo y me enseñaron, entre otras cosas, algunas historias a través de la biblia. Sí, sentía culpa por mis pecados infantiles y pequeños, y sí, me sentí liberada la primera vez que me confesé. Cumplí con los sacramentos que mi edad me permitía e incluso participé como miembro activo de un grupo juvenil.

Esa es mi historia con la iglesia, no con Dios.

Yo conocí a Dios la primera vez que recé el padre nuestro en la capilla de Lourdes, después de abandonar a mi mamá en casa de una tía, en un momento en el que me sentía total y completamente desolada, abandonada, débil y sin valor.

Comencé a rezar >>Padre Nuestro que estas en el cielo…>> santifiqué su nombre y le pedí en cada estrofa que yo, una sierva más, fuera tocada por su amor, por su mano.

Sentí a Dios a través de mi, me levanté y salí del hoyo donde yo misma me había puesto.

Durante los siguientes años teníamos pláticas casuales en mi lugar personal favorito, en cama, justo antes de dormir. Siempre le agradecí lo bendecida que me sentía, lo completa que estaba.

De niña supe que tendríamos diferencias, desde que leyeron los mandamientos y el primero me brincó:

<<Amarás a Dios sobre todas las cosas>>. Quise levantar mi mano y objetar, como siempre, pero sabía que no era muy apropiado de una niña de 10 años poner en tela de juicio los mandamientos que guiaban a una iglesia de 2000 años.

Ya en privado y a oscuras le dije: “Se que eres Dios y tu me has dado todo, pero si me pones a elegir entre tu y mi mamá, vas a perder”.

Un trato que hasta el día de hoy mantengo con él.

Mi mamá es una persona de fe, más que religiosa creo que su amor por Dios es tan inmenso que la fortalece de una manera poco convencional: respeta su matrimonio, la maternidad, la amistad y sirve a Dios amando a su familia y siendo una persona bondadosa y agradecida.

A través de ella y con ella he sabido lo que es la fe y el amor incondicional. No creo que sea casualidad llamarme María, la madre de Jesucristo. Mi figura más sagrada no es en sí la virgen, es mi propia madre.

Ella siempre hablaba de Dios y sus gracias y desgracias, de sus “diosidencias” de las formas muy “particulares” de hacer las cosas para ese plan perfecto donde no se equivocaba. Yo coincidía y aceptaba todo esto, hasta que no estuvimos de acuerdo.

Recuerdo tambien esta plegaria que terminó siendo una amaneza de quien no tiene nada con qué negociar:

-No te lo lleves- Le rogué. -Es un niño, solo tiene 20, no te atrevas a quitárnoslo.

Él se atrevió.

Que enojada estaba con Dios. Mientras en mi casa veía una fe estoica y yo mentándole la madre por quitarme a mi Pollo.

No entendía por que mi mamá no estaba molesta con él. Si toda la vida la había escuchado decir que morir después de tus hijos era un acto antinatural, que lo había visto a través de amigos cercanos y siempre que pedía por ellos en sus ojos encontraba una súplica callada de no perder a uno de nosotros.

Creo que ella entendió antes que mi hermano se fuera algo que me costó bastante entender a mí.

Su propósito en la vida había terminado.

Pollo nos había enseñado cosas tan pequeñas y cotidianas que no fuimos capaces de ver que fue un maestro de poco tiempo, que la luz incandescente que irradiaba era propia de un cometa, fugaz, hermoso y corto. Pollo nos bañó de amor y de paz y sin saberlo nos dio una última lección: la fe.

Ella sigue diciendo que tiene cuatro hijos, y aunque uno no está en físico, siempre está aquí, con nosotros.

Lo entendí ahora: Pollo pasó de estar conmigo a estar en mí.

En mi forma de caerme, de reírme, de hacer las cosas que tengo que hacer, de ser torpe y lista a la vez, de no juzgar, de apoyar a la gente y de querer absoluta y completamente a las personas.

Creo que una parte de mi vivía en él, fue mi hermano, mi amigo, mi cómplice de infinidad de estupideces, fui su confidente e incondicional, su fan número uno en cualquier cosa que intentaba, su promotora, manager, inventamos los jueves de vino, le di su primer shot de tequila en la cocina, le enseñe a ser caballeroso, a vestirse de cuadritos y de botas, lo peiné en la primaria, lo enseñé a bailar la vaca lola en el kínder, a dar marometas en la sala, a bailar banda, a comprar rosas y a disfrutar la vida.

Como he dicho ya, el amor es para mi, la única cosa que transciende el tiempo, el espacio y la vida misma. Perderlo de mi lado me ha dolido tantísimo porque así de tantísimo disfruté tenerlo conmigo.

Solo algo que se ama así puede llegar a doler de igual manera, es la fuerza resultante de quitar del espacio físico un amor inconmensurable.

Es el vacio que deja su ausencia.

Voy llenando ese vacío día a día, con recuerdos y acciones que son para y por él.  Y como dije, ahora vive en mí, en mi interior, como Dios, como los consejos de mi madre y el amor de los míos. Mi hermano se ha convertido en mi línea directa espiritual a lo mas sagrado.

Mi fe esta sanando porque nada puede ser más hermoso que haber tenido la oportunidad de querer a alguien así y aprovecharla.

Así que Dios, gracias por ese regalo. Ese maravilloso regalo que fue tenerlo y que ahora viva en mí.