jueves, 26 de diciembre de 2013

La cura al insomnio

Necesito perderme para poder encontrarme.

Así que si me buscas estaré aquí, bajo toneladas de pláticas con mis amigas, algunas botellas de tequila y vodka, con unos jeans rotos y unas calcetas calientitas, cantando canciones que me recuerdan a ti y oliendo perfumes que no son tuyos, aquí estaré, sola, con otras personas y sin esperarte.

Porque no hay nada que cuatro amigas y unos tequilas no puedan curar, incluso los médicos lo consideran un tratamiento alternativo para las penurias y yo, personalmente, lo encuentro como la cura absoluta a lo poco que puedas mover en mí.

Les diré lo que escuché en boca de una tercera y, que más que dolerme, me enojó. Gritaremos groserías y me ayudarán a odiarte un poquito más de lo que ahora mismo te odio, y vaya que esas mujeres saben cómo acrecentar el fuego de mi ira a extraños: te comeremos vivo y con esto pretendo sentirme mejor, no te preocupes, a tus amantes también les tocará un poco de la plática, es casi un hecho que no caminas solo en el rumbo del egocentrismo y la estupidez, siempre hay alguna déspota que te tranquilice las carnes cuando la conciencia te arda.

Hablaré de ti y dormiré tranquila, entre sueños entrelazados de dicha y plenitud, sin sentimientos atravesados en mi garganta ni pensamientos que ronde mi cabeza. Descansaré.

Y quiero que te largues al final de los tiempos y me veas sentada aquí, sin nadie pero no sola.


miércoles, 18 de diciembre de 2013

Para ti

Todo experimento comienza con una incógnita, en este, mi caso, comenzó con un ¿qué tanto le importo?

Entonces ya que tenía mi duda planteada decidí analizar la situación y escoger un procedimiento que pudiera resolver esta duda. ¿Cómo chingaos voy a hacer para saber si le importo?

Escogí un fenómeno que fuera controlable dentro de mis posibilidades y que lograra, obviamente, mi objetivo. Le voy a dejar de hablar , a ver cuánto tarda él en hablarme.

Ya que me lo planteé y tenía al sujeto de prueba, descarte que existiera algún factor externo que afectara el experimento y procure tener una relación “estable” con el sujeto de prueba y no hacerle saber del experimento para que la presión de ser evaluado no afectara los resultados. Ahora que estamos bien voy a dejar de hablarle sin motivo aparente alguno y no le diré que lo estoy checando.

Anote las condiciones iniciales y los avances durante el proceso del experimento. Chequé en que día en FB fue el último que él me hablo y me echaba una miradilla a los inbox de vez en cuando para ver si me hablaba.

Transcurrido el tiempo preestablecido analicé los resultados para poder llegar a una conclusión.
Esperé un mes a que él me hablara a ver cuándo se le daba su rechingada gana y nunca me habló, en UN MES!

Habiendo revisado los resultados formule una conclusión que englobara el propósito, el proceso y la confirmación o el desecho de mi teoría.
En conclusión, él es un pendejo y yo no debo hacer experimentos.

Fin del experimento.


miércoles, 11 de diciembre de 2013

Somos poetas de cajón.

Somos poetas de cajón.

De esos que se encierran es sus cuartos o que caminando se les vienen las ideas, somos poetas callejeros y mal educados.

Pero somos poetas, de las lecciones y a veces hasta hablamos de la vida, solo pocas veces, las otras nos la pasamos hablando de cosas que no entendemos, como el amor, o de cosas que nos agobian, como el amor y en su defecto hablamos de cosas que nos hacen felices, como el amor o cosas que nos entristecen, como el amor.

Pero no solamente hablamos de amor, si no seríamos amantes, no, también hablamos de las terribles consecuencias de escribir en las noches y perder las vista, o de la artritis por tanto escribir, algunos hasta se arriesgan y hablan de esos temas que solo ocasionan disturbios como la religión y la política.

Yo en mi caso, solo hablo de lo que se me pega la gana, claro está para no decepcionarme de lo que otros me digan, después de todo, la única que lee mis historias completas soy yo  y la única que sabe exactamente que significan soy yo.


Pero hay que escribir, así uno recuerda como pensaba antes y puede medir su progreso o retroceso, hay que escribirle a la vida y esperar que sea el destino quién los lea.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Sin guitarras ni charol

Hablamos de la muerte y de las flores, de los besos que no te llevas y de las guitarras que no puedes enterrar contigo; comentamos sobre como regresamos a la tierra y ella a nosotros, sobre como la vida es el resultado de la muerte y no al revés.

Bebimos tequila y cantamos canciones y así como la inspiración, llegó la muerte, sedienta, inesperada, arrancándote todo, incluso los sueños y las ilusiones, así llego ella vestida de blanco, con sus ojos azules y  botas de charol, ofreciéndote tus últimas palabras,y dejándote escuchar tus últimos sonidos, arrebatándote las respiraciones y robándote los días, tomando lo que siempre fue de ella y jamás tuyo, dejándote ir. Llego con su voz aguardentosa y su caminar pulcro, llegó para llevarte.


Así llegó ella, llevándose todo, llevándote a ti. 

jueves, 10 de octubre de 2013

Un Miércoles de Octubre

Yo soy de la idea de que cuando dejas algo o a alguien atrás debes, precisamente, dejarlo atrás.

Pero si la vida te lleva de nuevo a ese lugar o a ese momento entonces, por pura fidelidad al destino, debemos dejarnos llevar, sabiendo que tal vez sea el mismo destino quien nos acribille al final, justo como hoy, que por situaciones poco definidas terminé donde alguna vez comencé.

Era diferente, tanto la ciudad como yo, pero aún olía igual y me seguía produciendo la misma extraña sensación; la mente jugó con migo y creó escenarios para poder encontrarme con viejos amigos, pero el del premio al imprudente de la tarde se lo llevó mi subconsciente quien quería encontrarte por casualidad, ¿Dónde? , no sé, me dejé llevar, vinieron a mi mente muchas, miles, solo quería que el destino que me había llevado hasta ahí te trajera a ti por el mismo camino para poderte ver a los ojos y que vieras que yo sé que tú sabes que me extrañas.

Mientras esperaba el milagro, pasé por nuestros lugares, y me atrevo a decir nuestros porque los hicimos nuestros, con las historias y las despedidas, unos públicos, otros entre paredes y un último que me abofeteo con sus tantos cristales.

Lo vi y me dolió, en lo más profundo de mi corazón, como si hubiese estado ahí todo este tiempo pero yo hubiera decidido voltear hacia otro lado; y esos quise hacer,  voltear en dirección contraria, pero ya estaba muy lejos de mi lugar seguro, estaba en la zona cero de mis sentimientos y con ese edificio de formas caprichosas, frio e imponente frente a mí, la fe se abalanzó en mi contra.

Quizás no fue el edificio el que me dolió ver, si no saber que tú estabas ahí y que algunos cientos de kilómetros  no son tantos como creemos, que el tiempo, o las peleas, los años, las vidas, que hay cosas que no se borran y no son precisamente tatuajes, son más bien recuerdos, recuerdos impregnados en la piel, tan pegados que ni el láser los quitaría, son tan persistentes que los meto en un caja y nunca la abro , pero ese día fueron los mismos recuerdos los que rompieron el candado y salieron por su propio pie, me vieron y me golpearon, desde mi pelo rizado hasta mi alma en decadencia.
Todos te buscaron a ti y cuando no te encontraron les sonreí y los deje ir, para que te fueran a buscar y te encontraran entre risas y llantos, y te dijeran que te extraño, aunque sea miércoles, aunque sea octubre, y aunque sea yo.


domingo, 15 de septiembre de 2013

Me fumé tus últimos recuerdos.

Me fumé tus últimos recuerdos. Me hice un cigarro con el papel de las cartas que te escribí y lo sellé con una lágrima que me había quedado de todas esas que alguna vez te lloré. Lo prendí con la llama de la esperanza de que cambiaras y me lo fumé, todo, me fumé lo último que me quedaba de ti.


Se había acabado todo, incluso yo, o por lo menos la que tú habías conocido, se acabó todo, incluso tú, o por lo menos aquel al que había amado. Te fumé y te acabaste y al final solo tiré el filtro y te aplaste con mi tenis azul. 

Te estaba escribiendo y, conociéndome, no sería la última vez, pero si la última vez que te escribiera queriéndote; te borré hasta de mi celular para no aprenderme ni tu número, y no tenía más que borrar, lo otro se lo habían llevado los años y la vida, se había ido todo, incluso la fe, pero lo más importante es que te habías ido tú, tanto de mi mente como de mi corazón.

Hice un último recorrido por lo que queda y ya no te encontré, seña de que ya no estabas aquí, y ahí te deje, sentado y lejos, muy lejos de mi.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Nota a mis EX

No es mio, pero sería una grosería no publicarlo, me encantó, perdón, lo amé. Lo amo. 
Léanlo con ganas de no querer terminarlo.


Comenzamos hablando de las cosas más estúpidas y simples que son las que más ruido hacen, también de las que teníamos en común, por eso nos enamoramos.


Tengo postergando este texto desde la primera vez que supe lo que es tener una ex pareja.
Decidí escribir hoy porque vivir con fantasmas es la peor idea que pudo ocurrírsele al hombre jamás.
Porque hay palabras que se callan para no parecer obsesivos.
Porque escribirle al pasado que se arrastra —no por sí solo, sino por culpa de nosotros— me hace pensar en los abandonos y siento como si revivieran y de verdad que con una vez me bastó para comprenderlos, verdad de Dios.
Porque la música no tiene la culpa de sufrir la venganza de los recuerdos que arrastra —no por sí sola, sino por culpa de nosotros—.

La verdad es que la única razón por la que no estamos juntas/juntos es porque no supimos cómo hacerlo, pero no está mal porque lo intentamos e incluso cuando sabíamos que nos aferrábamos, nos besábamos las manos para pedirnos perdón anticipadamente por todas las veces que nos equivocaríamos en nuestro afán por no dejarnos.

Busco mi redención y mi honorabilidad mientras escribo porque esta será la única muerte digna que puedo darles después de tantos meses o años asediando mi paladar con nuestras historias, después de echar tantas culpas, después de decir a algunos que son unos perros del infierno, después de no querer hablar de ustedes, después de decir cuánto les amé y les detesté, después de mentarles la madre por la espalda, después de todo, pues ya qué.

Antiguos amores míos: si ya no hablamos ahora es porque no funcionaremos como amigos, porque no podemos, porque nos creemos muy valientes, porque somos tontos. Hay relaciones que se rompen para siempre, y no está mal, a veces para encontrar el equilibrio es necesario prender fuego a la casa consigo dentro, quemar todo en silencio. El amor puede romperse en la más abundante quietud; lo moribundo gusta de lo efímero.

Fuimos estupendos y espléndidos, nos creímos invencibles, nos besamos muchas veces, nos extrañamos más, nos odiamos en silencio y nos gritamos en los aeropuertos que nos esperábamos, nos regalamos flores y nos emocionábamos cuando nos desnudábamos. Y nos lastimamos más, el triple de todo lo demás, por eso, mi antiguo amor, te escribo para matarnos sin hacer ruido.

Ríanse de esto, digan que no entiendo, que nunca entendí nada, díganme que soy una hija de puta, no pasa nada, ¿en qué momento se me ocurrió pensar que si yo me decía a mí misma que lo era, otra persona no me lo diría?, digan que planeé nuestro rompimiento en cada uno de nuestros aniversarios, pregonen sus sentimientos hacia mí, si son de lástima o de añoranza, no importa. Para dormir tranquilo, uno tiene que creerse, a veces, sucesos que nunca existieron. Grítenme porque las palabras atoradas en la garganta arden incluso cuando ya están afuera, verdad de Dios.

Decidí que cada que me pregunten por alguna/alguno de ustedes, el que sea, diré que nos quisimos más de la cuenta y por eso no sobrevivimos, que el mundo no estaba listo para nosotros porque era una tierra muy joven y nosotros éramos muy viejos; no espero ser correspondida porque tal vez no lo merezco por todas las veces que me comporté como una tonta haciéndote llorar.

Escribo porque, antiguos amores, ya no los quiero, porque ya me perdoné y los perdoné y nos perdoné más de tres veces. Nos perdoné tanto que si ustedes no pueden, me atrevo a decir que ya lo hice en su lugar.
Y porque si bien habrá cosas que nos unan para siempre, habrá otras más grandes que nos separen también para siempre.

Si quieres más de ella ve a:

martes, 27 de agosto de 2013

De esas pláticas sinceras

Estaba en esta terraza que esta  cubierta por árboles de lado a lado y escuche la voz que me acompañaba, las pláticas con migo misma suelen tornarse interesantes, hablando sola y no tan sola, o quiero creer.
Es tan  divertido conocerse a sí mismo haciéndose pasar por otra persona, se siente como si mi alma saliera de mi cuerpo y se sentara a mi lado con ánimos de una conversación profunda, las ideas fluyen de mi enredada mente y se tornar físicas cuando se sientan al lado de mi con las piernas cruzadas, la conversación empezó a tener sentido, porque yo empecé a tenerlo.
Siempre imagino mi cabeza como un pizarrón y a cada pensamiento lo veo escrito en él, y esa era mi droga, pensar en que estaba pensando, algunos fuman, otros toman, algunos otros hacen unos buenos churros y yo, yo pensaba.
Mi Fernanda pensamentosa y e piernas cruzadas al costado de la real hablaba y hablaba: me decía sobre la tremenda confusión que tenía y que en ocasiones se sentía algo perdida, le dije que a veces, cuanto más perdidos estamos más cerca de la claridad nos encontramos, era gracioso escuchar auto-consejarme, ni siquiera tenía que analizarlo, todo salía solo, yo sabía la respuesta a mis problemas pero era satisfactorio contárselos a ella.
El sentimiento de alivio que me ocasionó esa plática me recorrió en un segundo, desde mi cabello castaño hasta mis pies gorditos, estaba exhalando fuerte y sacando con aquel aire todo lo que me pesaba.

Yo hablaba de la soledad y de lo que la disfruto, le platiqué de como mis amigos tenían diferentes opiniones de porque estoy así y de su preocupación por que creen que me estoy pasando de azul celeste, era con conversación fluida y un poco indecente, ella daba las soluciones evidentes, esas de las cuales, claro esta, yo estaba consciente.

Era una plática de esas que me gustan y niego cuando me preguntan si hablo sola, porque no lo hago en realidad, siempre hablo con migo misma. Ambas llegamos a la conclusión de que o las 2 estamos locas o ninguna lo está, es complejo esto de hablarse a si mismo pero lo más complejo es quedarse callado. El arte del silencio no es uno que yo aprecie demasiado, pero esto no era silencio, esto era una charla sincera de Fernanda a Fernanda.


sábado, 3 de agosto de 2013

La Protagonista

Borré el título y miré el espacio vacio en el encabezado.

Y entonces noté que le pude haber escrito un libro, un libro entero y no lo hubiera podido superar, pero no era la cantidad de palabras que fueran para él, si no, la historia que contaban y fue ahí donde la razón me abofeteo, “LA HISTORIA”, yo la había escrito pero me equivoqué en ponerle título, no era Nuestra Historia , era Mi Historia, y así era, él estaba presente en muchos de los capítulos, en los importantes, en casi todos, pero también lo estaban mis amigas, mis amigos, mis no tan amigos y yo era un reflejo de todos, ellos me habían marcado tanto como lo había hecho él y no por eso ponía sus nombres en el encabezado, “Nuestra” no iba en mi vocabulario y  el único común denominador, además de mis clichés literarios, era mi persona, no podía dejar que él también fuera el protagonista de mi vida, si algo tenía en esta vida era el derecho de hacer con ella lo que me plazca porque después de todo, si “Holliday” nos enseñó algo es que Cameron Díaz no tiene bubis y que debemos ser la protagonista de nuestra propia historia y no la amiga de la chica.

Después del debate interno decidí que era mía, no de él, mía en lo absoluto, yo la había escrito y creo que es sano hasta cierto punto tener secretos, había cosas que nunca le había dicho y sentimientos que jamás notó o eso quiero creer y me gustaría que se quedaran así, porque seamos sinceros, aunque dos personas recorran el mismo camino, ambas verán diferentes cosas, así era esto, él se podría quedar con su versión y yo con la mía, al fin de cuentas todos sabíamos el final, de esos finales no felices que me gustan de las películas, cuando la protagonista no se casa, cuando se muere alguien o cuando nadie vive feliz para siempre, esos son los que más se aproximan a la realidad, por ejemplo la estúpida Cenicienta con su príncipe ¿Qué demonios sentía? ¡Era un maldito princeso! Pero ese no era mi cuento, el mío tenía una guion más interesante y una historia menos choteada, había vivido mi película con final triste y aquí me encontraba debatiéndome entre ponerlo como actor principal o parte de los de ambientación.


Ambientación será.

martes, 30 de julio de 2013

Historia del Puma

Aquí les dejo la historia de una amiga, algo inconclusa pero espero que evolucione en los siguientes capítulos. 

El maldito sol entraba en mi ventana y ¡pff!, era de día otra vez. Tenía esa sensación horrible de haber cometido un terrible error la noche anterior, y ciertamente lo había cometido, una vez más, con él.
Su nombre me parecía difuso ya que pocas veces lo llamaba así, pero su apodo me sonaba tan familiar, tan mío, tan nuestro. Rodrigo Almazán, pero para mí él era solo Puma.

Puma se había convertido en más que un acostón de una sola noche, bueno, de muchísimas noches, él era mi amigo fugitivo, mi secreto obscuro, mi pecado y mi penitencia.
Nos conocíamos de toda la vida y siempre me pareció un tipo encantador, su sonrisa pícara era conocida en el pueblo  por bajar estrellas y subir faldas, no era un santo pero en esos entonces su vida me parecía igual de importante que un comino.

Todo empezó hace tanto que ya ni siquiera recuerdo bien. Nos gustábamos de hace mucho y siendo amigos de un par de amigos, nuestros sentimientos eran trasmitidos por terceros. 
Pero una noche, la primera noche, nos miramos y supimos lo que pensaba el otro. Nos besamos por primera vez en esa vieja Ford blanca mientras nuestros amigos hacían sus cosas, pero más que un beso tierno, en él se desataron todas esas ganas reprimidas de conocer más a fondo al otro. Pero yo no era de esas que se dejaba llevar por la pasión absurda y tonta, el Puma no era el primero, pero involucrarse con él era cosa de pensarse. Aquella noche paré lo que pudo haber llegado a las últimas consecuencias. <Sólo fue un beso> me decía constantemente, pero yo sabía que no iba terminar ahí, él no dejaría pasar la oportunidad de hacerme suya y conociendo su fama en la ciudad, yo sucumbiría ante sus artes de conquista y sus habilidosas manos que me acariciaban de manera tan exquisita.

No era cosa fácil sacármelo de la mente, pero en ese entonces aun mi mundo giraba alrededor del sol y no de un salvaje felino así que pasaron días, semanas y nosotros solo nos dábamos miraditas cuando pasaba enfrente de mi casa y una que otra sonrisa sexy. ¡Oh! Esa sonrisa sexy, debería ser ilegal sonreír de esa manera, aquel hombre estaba acabando con mis nervios y yo, siendo yo, se lo estaba permitiendo y él parecía tan sereno, mi estado no le desacomodaba ni un solo cabello y con tantas sesiones “Recordatorios de bajos deseos” y sonrisas perversas a mí se me iba olvidando porque era tan malo ser parte de su lista. Mi mente inventaba excusas << No sería por él, sería para ti, por fin sería solo para tí>>

Me imaginaba su espalda definida por arduo trabajo pesado, su abdomen escurridizo y sus manos maltratadas, su camisa rota y manchada de aceite, su olor, su suavidad, todo él era embriagante, no había cosa más sensual, y con tanta vívida imaginación, se extinguió mi sentido común y me propuse conocer a Puma, él estaría en mi cama, sería mío.

jueves, 25 de julio de 2013

Para días difíciles

Para días difíciles.

Querida Fernanda.

Sé que has tenido un mal día, pero recuerda que el mal día ha sido tuyo y no de los demás, así que no los hagas pagar por cosas que no tienen culpa. Tal vez tu hija o hijo no hizo lo que le dijiste, pero no llegues y los maldigas o regañes sin saber los motivos, respira hondo y tranquilízate, recuerda en que NO te quieres convertir y porque no quieres hacerlo, dales confianza, no se las quites, ponlos ante todo, algunas veces ante ti y ámalos.
Es fácil decir ámalos ¿cierto?, pero lo complicado del asunto es hacérselos saber, no hay un guía para ser padres pero espero que esas cosas que has aprendido a lo largo de los años las apliques con ellos. Debes de decirles constantemente que los amas y que te hacen muy feliz, regáñalos cuando lo necesiten y escúchalos por favor, conócelos, no te los pierdas porque solo tendrás una sola oportunidad de saber de ellos, nunca los dejes solos, recuerda que tú también tuviste su edad y que quisiste muchas cosas como libertad y que se te fue negada, confía en ellos pero ponles límites, éstos te hacen saber hasta donde debería llegar esa virtud.  Recuérdales que su libertad llega hasta que empieza la de los demás y hazlos responsables de sí mismos y también de otros.
Sabes que algún día tendrás que darles un perro y si tienen suerte será tan lindo como el Prieto, nunca olvides sus cumpleaños y cómprales un pastel, cantales las mañanitas y has que no sea un día común, hazles saber cuan especiales son y enséñales a confiar en sí mismos.
Enséñalos a andar en bicicleta y a manejar, déjalos caerse y levantarse pero asegúrate de que sepan que tú estarás ahí, siempre, por lo menos mientras vivas.
Quiérelos, aunque te caigan mal, aunque tengan el carácter de tu papá y no se rían de tus chistes, tu, mejor que nadie, sabe que puedes amar a alguien que no te cae bien. Esperemos que no tengas que llegar a esas circunstancias, pero si sale con la personalidad del tío dalo en adopción, bromeo, ámalo más, a ver si se le quita lo amargado.
Enséñales a tus hijas lo importante de la decencia y a respetarse a sí mismas, recuérdales que ningún tipo podrá hacerlas sentir menos, pero habrá varios que lo intentarán.
Por último recuerda que tanto ellos como tú están aprendiendo un papel, tu a ser madre y ellos a ser hijos, aprendan juntos, como siempre.
Te quiere
Fer



viernes, 19 de julio de 2013

Tus Viernes

Para mi desgracia tengo buena memoria con lo que a ti se refiere.

Recuerdo vívidamente el primer día que te postraste ante mí, recuerdo tu sonrisa más cerrada y menos fingida, recuerdo tu nariz y su inclinación hacia la izquierda que me encantaba, recuerdo tus labios rosas y jugosos, tus ojos cautivadores, te recuerdo como un niño.

También recuerdo nuestro primero beso, y esa mordida que te sorprendió, recuerdo tus manos ansiosas que tocaban mi cintura y mis brazos que te aprisionaban. Te recuerdo bien, fascinante e inexperto.

No recuerdo cuando me dejaste de ver cómo era, no recuerdo cuando nos empezamos a alejar, ni cuando te volviste un adulto y yo una maniaca, no recuerdo cuando maduré, pero si recuerdo la sensación de sentirse fuerte, poderosa y amada, por mí y sin necesidad de que tú me amaras.

Recuerdo cuando nos fuimos, y ese sentimiento de vacío y tristeza, aunque el que más abundaba era culpa, recuerdo tus palabras y las mías, tus gestos y tus vicios, recuerdo mi favorito, tu vicio a amarme. Recuerdo las semanas posteriores y tu intento por arreglarlo, lo recuerdo y me asusta. Te recuerdo con errores y aciertos, con ventajas y desvelos, me acuerdo de ti.


Recuerdo cuando me aleje y te empecé a ver con claridad, recuerdo tu sonrisa fingida y tu nariz aun inclinada, tus labios cerrados, tus ojos pacientes y tolerantes. Recuerdo al hombre que eres y en el que te convertiste ante mis ojos sin previo aviso.  Recuerdo sentirme mujer cuando estaba ante tu presencia, recuerdo tus falsos dramas y tus artificios,si, los que yo te enseñé, recuerdo tus males y mis bienes, recuerdo el miedo y el alivio, me acuerdo de ti en viernes porque los viernes son tuyos, como yo algún día fui.

jueves, 18 de julio de 2013

Y tú ¿A qué te aferras?

Y tú ¿A qué te aferras?

Al pasado, al presente, al futuro, al querer ser mala, al parecer ser buena, al orgullo, al odio, a la venganza, a la soledad, a la tristeza, al amor.

No importa cuán inteligente seas, o cuántos libros hayas leído, al final, todos sufren por amor.

Por diferentes amores o por uno solo, no hace falta más que la existencia de una persona para poder arruinarte la tuya; jugando, gritando, amando, todos sufren amando.

Y digo todos, porque me gusta generalizar y hablar por todos, porque lo he visto a mi alrededor, con decepciones de mis amistades, y me dan más argumentos las lágrimas que he visto derramar por ese estúpido y loco amor.

Las pruebas me aportan el sustento de decir que todos sufren de amor y que si todos sufren ¿por qué no lo para de una buena vez?
¿Por qué somos masoquistas? ¿Por qué somos tontos? ¿Por qué  además de sufrir también gozan cuando están inmersos en tal deleitoso placer?

Tengo vagos y difusos recuerdos de mi época de zombie, cuando me dejaba guiar por mis instintos, extrañamente todos son felices. No sé si se debe a mi falta de intención de recordar mas a fondo o al el truque que hizo mi consiente para dejarme ser banalmente feliz.





martes, 16 de julio de 2013

Mi Mundo Id-ial


En un mundo ideal nuestras emociones vendrían con etiquetas que contuvieran  “Nombre”, “Motivo” y “Que hacer en caso de:” , en este mundo ideal caminaríamos descalzos todo el tiempo, sintiendo con nuestros pies algo más que suelas de zapatos mundanos, sentiríamos la tierra, el piso, el cemento caliente, el lodo, los charcos.

En el lugar ideal, caminaríamos a todos lados, y nos conoceríamos unos con otros, seríamos seres extraordinarios y aprenderíamos algo nuevo cada día, nos levantaríamos a ver el sol salir detrás de los cerros y pintar el cielo de colores pastel; transcurriría el día con ánimos y sin ansias de su fin, todos dejaríamos lo que estuviéramos haciendo para ver como la luz se apaga y serían los mejores 5 minutos gastados de la vida.
Nadie correría por necesidad, todos seríamos equitativos e indistintos, no existiría el “hijo de mengano “, la gente se valoraría por sus propios méritos y se daría a conocer por sus decisiones. No nos juzgaríamos y los sábados en la tarde-noche saldríamos a tomar la fresca con la única intención de contarnos mutuamente nuestro día.

El mundo perfecto siempre olería a tierra mojada y no nos preocuparíamos por recoger la ropa del tendedero cuando llueve, todos seríamos imprudentes y sinceros; se siente tan cercano, tan gigante, tan posible, tan ingenuo, tan perfecto que raya en lo intolerable.