martes, 7 de enero de 2020

Maquillaje satánico 5/31


Maquillaje satánico

Cada noche, cuando sus ronquidos me despertaban, tomaba mi pequeña lata de pintura color carne, esa que era como maquillaje con súper ultra cobertura, le daba unos brochazos por todo su cuerpo, por los brazos, el vientre, el pecho y terminaba en la boca.

Él dormía profundamente mientras yo limaba sus cuernos, le enredaba la cola y le depilaba las patas de cabra.

Me había propuesto que pareciera normal toda esa rutina donde lo convertía en un ser tratable, sin lo demoniaco, así como mi rutina de cremas, desmaquillantes y menjurjes nocturnos, que se volviera cotidiano esconder su naturaleza.

Cuando terminaba, su cuerpo parecía común, humano, era casi imperceptible todo el trabajo detrás de una apariencia normal.

Al final me levantaba en silencio y escogía una camisa, azul de preferencia y me ponía a plancharla, la dejaba perfectamente colgada en el gancho donde sabía que él iría a buscarla por la mañana y luego me volvía a la cama para dormir al lado de Satanás, que para mí, era un mismísimo ángel.


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