lunes, 20 de enero de 2020

Sanando al arrogante 10/31


Sanando al arrogante 


Arrogantes.

Somos así, lo digo en plural porque te incluyo, ambos cojeamos (léelo bien), de la misma pata.

Nos encantan los halagos, nos achicamos en los problemas, somos todo poderosos, la diferencia está en que yo aprendí a cuando doblar las manos y cuando no.

Tú las quieres ganar todas conmigo. No se puede. Así no se puede querido. Contigo no se puede. Lo entendí por las malas, no importa las veces que digamos que si podemos ser amigos. No se puede.
Somos mañosos, nos gusta lo mismo, por eso nos encontramos en cada esquina, en cada hora. Nos parecemos tanto que duele, pero diferimos, en una mínima pero importante cosa, la honestidad. Yo puedo ser una hija de la chingada también, pero jamás iré con una máscara a joder, tú te ocultas, pegas y escondes la mano.

No se puede ser lobo vestido de oveja.

Haces daño y te vas. Yo me espero, toda tonta, a recibir las consecuencias de mis actos, que así soy.

Déspotas e impredecibles. Así somos, Sajiri.

Egoístas, nocturnos, trasnochados, ojerosos, cínicos, extraordinarios a nuestra manera, pero sobre todo, arrogantes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario