jueves, 8 de febrero de 2018

Por culpa de García Marquez 8/28

Por culpa de García Marquez 

Me lo estaba sacando de la cabeza y no sé cuando entró, lo único que sé es que anoche antes de dormir pensé en él, el último pensamiento siempre es peligroso, es la premonición de un sueño que aún no nace, nos muestra lo irracional de nuestro inconsciente.

No quiero ahondar en eso, pero desde hace un tiempo me da mucho miedo tocar el tema conmigo misma, tengo pavor de convertirlo en otra cosa. Así que mejor quise investigar la raíz del asunto:

¾     ¿Cuándo diablos empecé a pensar en él?

Traté de hacer memoria pero no logré recordarlo. Lo que sí recordé fue lo bien que me sienta su brazo en mi nuca, la manera enferma en que nos parecemos pero no somos conscientes de ello, su mal risa y como es tan suave. Los dos botones de la playera de manga larga blanca que me gusta tanto, esa que es suave como él. Su nariz, pensé en su bonita nariz y cuando menos lo pensaba ya estaba yo sumergida soñando con mi dedo en su perfil.

Nunca supe si fue un sueño o una pesadilla, una extrañamente reconfortante pesadilla.
Tuve una plática ficticia con él y me perdí en la incidencia de mi cama.
Eso pasa cuando lees a García Marquez antes de dormir, ese hombre siempre tiende a lo inesperado y lo introduce a tu vida. Él es lo inesperado en viva imagen.

Y tengo miedo y estoy asustada por pensarlo tanto.

El sueño.
Tomé su cuello entre mis manos con la única y sencilla intención de matarlo, pero él atacó primero y me besó, un maldito y ferviente beso <<¿qué debo hacer?>> Fue mi último pensamiento consiente y lo ataqué yo, entre besos y mordidas me perdí a mi misma hasta que la sobriedad de ese alcoholismo vespertino me despertó  cuando estábamos con las manos juntas y la boca roja y ya sobria de ese malvado error no quise parar, no le hallé el sentido. Un error más y que más daba, él y yo éramos en si un error e igual iríamos al infierno desde aquella noche que decidimos olvidarnos.
No encontré en mi un motivo para no estar con él y lo único que encontré fue el hecho de que lo odiaba tanto porque lo había amado tanto y me quede suspendida en esta última palabra y me pregunté si estaba bien conjugada. En pasado. O mi delirio también habría sido literario.


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